viernes, 28 de noviembre de 2014

La invisibilización que legitima el sexismo - de Michela Angelini*


Artículo original en italino: http://liberazioni.noblogs.org/?p=306

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El sexo, de siempre, es usado como pretexto para legitimar la superioridad del hombre sobre la mujer: el macho, por naturaleza fuerte e irascible; domina familia, clan, Estado. La mujer, por naturaleza limitada a la maternidad, está relegada al cuidado de la familia y a los roles que requieren una cierta empatía y propensión a la atención, como enfermera o maestra.

¿Qué divide a los hombres de las mujeres? ¿Los genitales distintos? ¿El sistema hormonal distinto? ¿La diferencia cromosómica? ¿O puede ser solo una construcción social para dividir a la humanidad en oprimidas y opresores? Para justificar situaciones de clara desigualdad entre hombres y mujeres, desde hace siglos, se recurre a la excusa del destino biológico natural.

El género, término que querría distraer la atención del sexo para ponerlo sobre la diferencia cultural, social y psicológica entre personas, por desgracia, se hace coincidir con el sexo y es usado como su sinónimo, distorsionando el intento original de expresar distintas formas de ser y vivir típicas de cada persona.

La educación que divide en dos géneros es cotidiana. Libros escolares, spots publicitarios, juegos divididos por géneros, enseñando a los niños que se divide a los adultos en hombres comprometidos, trabajadores, impetuosos y distantes con lxs hijxs, y a las mujeres dominadas por crisis emocionales, siempre atentas a su imagen y dedicadas a la limpieza de la casa, a hacer la comida y a cuidar de la familia. Puesto que lxs niñxs son sometidxs a un proceso de generización, no se tiene en cuenta ni lo más mínimo la identidad de género, ese alma que cada unx de nosotrxs tiene dentro, que tiene características tanto del universo 'masculino' como 'femenino', haciendo la expresión de cada sujeto única y no divisible en jaulas diferenciadas por el género.

La identidad de género, que está garantizada solo en las leyes de Argentina, no tiene expresión libre dentro de nuestra sociedad donde, de hecho, debes adaptarte al género para entrar en la única expresión permitida: aquella de hombre como macho y mujer como femenina. Cualquier comportamiento que no esté dentro de estas posibilidades de género será castigado rápidamente. Un niño que, por ejemplo, quisiese una muñeca, será objeto de burlas de lxs familiares antes, y de lxs otrxs niñxs después.

Han enseñado también que los genitales coinciden con un rol estereotipado llamado 'madre' o 'padre', por lo que automáticamente ser homosexual y transexual es inaceptable. Quien pone a sus familias en conocimiento de la condición de transexual u homosexual, seguramente eche abajo las expectativas y provoque una crisis del rol estereotipado de padres y pareja, sin dudarlo. Puede no ser fácil aceptar tal novedad en la familia (obviamente la pareja en caso de cambio de preferencia sexual se rompe, pero esto no tiene por qué suceder si el/la compañerx cambia también de sexo) y el único modo de poder mantener unidxs a lxs familiares es volver al discurso del autoconocimiento y los afectos. Se debe dejar de lado la parte del conformismo para reevaluar qué significa ser hombre y mujer y qué significa la palabra 'amar'. Todo esto se traduce en un refuerzo de la relación padre/madre - hijx creando mayores intercambios, transparencia y debate. Desde el momento en el que el padre no cumplirá más el rol paternal que la sociedad impone, un padre ocupado en criar a sus hijxs está más allá de cualquier estereotipo impuesto. Imaginemos un hijo de un padre homosexual acompañado por un hombre del mismo sexo, ¿como serían los nuevos anuncios de Barilla? Habrían dos personas indistinguibles con el criterio sexista, que cocinan, limpian la casa, hacen la compra y van a trabajar. El núcleo familiar funcionaría, a pesar de la falta del rol estereotipadamente fundamental llamado 'mujer' [1]. Luego hay otras familias, nacidas de la unión de dos personas homosexuales, que tienen un niño con reproducción asistida o adopción. En estos casos el/a niñx tendrá dos mamás o dos papás, que para la sociedad bien es aún peor que el caso anterior. También en estos casos, ser distintxs de una familia tradicional requiere establecer un lazo fuerte padres - hijxs, basada en la sinceridad y la solidaridad. Cuando hay dos mamás o dos papás es imposible estereotipar el rol familiar. También en estos casos la familia tendrá bases solidas para ser un núcleo de transformación y crecimiento responsable. Luego está, por supuesto, la otra cara de la moneda. La educación que la sociedad imparte crea mentes sexistas, homotransfóbicas, que no están habituadas a imaginarse parte de la sociedad no conforme y a enfrentarse a esa parte. Esto puede determinar un rechazo, por idea preconcebida, de lxs que se declaran homosexuales o transexuales en la familia o en la esfera alargada de las relaciones afectivas. Una sociedad que vea convivir familiares heteroparentales con familias de padres homosexuales, monoparentales y familias abiertas, ¿sobre qué base será sexista? Si lxs niñxs estuviesen habituados desde pequeñxs a conocer hijxs de las familias que hemos citado y si no existiese ningún prejuicio con ellas, ¿podría ser la familia el primer lugar donde se educa en el sexismo? Si lxs niñxs tuviesen claro que unx se enamora de la persona, y no de cualquiera del otro sexo, si el príncipe azul fuese azul gay, si los niños pudiesen jugar con muñecas y las niñas con castillos llenos de monstruos, ¿cómo deberían cambiar los spots publicitarios para vender ahora sus productos?

El binarismo sexual es el principio en el que se organiza la sociedad y el miedo al potencial subversivo que hay dentro de cada persona transexual y homosexual es demasiado fuerte para no ser visto como una amenaza para la "normalidad".

Usando las palabras de Mario Mieli: 'En las mujeres sometidas al 'poder' del hombre, en lxs proletarixs sometidxs a la explotación capitalista, en la sumisión de lxs homosexuales a la Norma y en la de lxs negrxs al racismo de lxs blancxs, se reconoce la sumisión histórica capaz de anular los planes de la actual dialéctica social, sexual y racial, para conseguir el reino de la libertad". Y sin embargo "los maricones y los travestis son los 'hombres' que, por 'hombres', entienden mejor lo que significa ser mujer en esta sociedad, donde los hombres más despreciados no son los brutos, los 'falócratas', los violentos, presuntuosos individualistas, sino aquellos que más se asemejan a las mujeres" [2] Y aún así, ni hoy, con la debida atención, ¿se puede ser parte de aquella masa uniforme y acrítica que alimenta el sistema en lugar de cuestionarlo?

A las personas transexuales se les permite volver a la normalidad cambiando su cuerpo confundible por un cuerpo con el sexo con el que identificarles, y a las personas homosexuales vivir tranquilamente ocultando su orientación sexual, o como está de moda decir en la sociedad bien "no haciendo alarde de la propia homosexualidad". Demasiado impropio un beso en público, cogerse de la mano, querer casarse si esto viene de dos personas del mismo sexo y nunca se pasa de moda "la ropa sucia se lava en casa", se puede ser un "sucio" gay en privado, si no se quieren las consecuencias de hacerlo en público. No se tiene el derecho de tener una identidad legal femenina si no se ha procedido primero a una eliminación de los genitales masculinos. Se puede provocar una crisis en la sociedad sexista, prefiriendo ser unx mismx en lugar de adaptarse a la moral común.

La invisibilización del fenómeno transexual e intersexual no es una invención moderna. Como sucedía con las mujeres, en la Edad Media, las personas intersexuales[3] y transgénero (pero también homosexuales) eran quemadxs en la hoguera. El resto fueron silencionadxs. Hoy en día, a través de intervenciones quirúrgicas y tratamiento hormonal, también en lxs recién nacidxs, en el caso de los intersexuales identificadxs al nacer, se elige el sexo para hacerlo confundible con un hombre o una mujer y no provocar así, una crisis del binarismo. El resto es silenciado.

La disforia de género, la fuerte y persistente identificación en el sexo opuesto a lo que nos han asignado al nacer y, aún hoy, clasificada como patología psiquiátrica. Quien quiera cambiar de género (trans-gender) deberá pasar bajo las garras de un psiquiatra que, además de declarar la ausencia de patologías psiquiátricas, escribirá en un papel el diagnóstico.

Con este informe será posible tomar hormonas para modificar el cuerpo pero, en caso de que quiera modificar la anatomía mediante operaciones, no existiendo ningún derecho a la autodeterminacion del cuerpo, será necesaria una sentencia por parte de un tribunal pagado por la persona trans, que autorice al cirujano a proceder.

Aunque la mayor parte de las personas trans quiere modificar quirúrgicamente el propio sexo, quien no quiera o no puede todavía someterse a la intervención, se ve obligado por la ley 164/82 y su interpretación a vivir con los documentos expedidos en el nacimiento. El Estado ayuda así a la transfobia al identificar a lxs transexuales cada vez que sea necesario mostrar un documento: agencias de empleo, trabajo, farmacia, policía, estipulando un contrato de arrendamiento, inscripción en el gimnasio o cuando tenga que sacar la tarjeta en el supermercado para acumular puntos.

El inevitable estigma consecuencia de tales situaciones lleva a la exclusión, a la exclusión en el ambiente laboral, político y social, destino común con gran parte de las mujeres que, a los ojos de un hipotético jefe de trabajo, corren el riesgo de quedarse embarazadas. Teniendo, por destino biológico, ser madre y esposa. Como una persona trans que, por destino biológico, debería vivir en el papel impuesto en la sociedad, mujer y persona transexual están siempre relegadxs a roles de menor importancia y a engrosar las listas del paro.

No va mejor si analizamos la situación transexual. Los medios de comunicación proyectan una imagen de la mujer trans no operada como única opción de transexualidad, uniéndola a ambientes transgresivos y al límite de la legalidad, haciendo que la gente vea a un "transexual" como alguien poco recomendable y poco fiable.

Regularmente un hombre transexual (de mujer a hombre) es tachado de femenino y una mujer transexual (de hombre a mujer) es tachada de masculina tanto por los medios como por la gente común, hasta que el documento no sea rectificado. La moral común quiere dar más importancia al documento de identidad que a la identidad de género que cada uno de nosotrxs elige en el aspecto, comportamiento o rol social. El balance de la situación es que el 50% de las personas transgénero, según un estudio sueco, ha pensado en el suicidio y el 21% al menos una vez ha intentado suicidarse.

Sexo, género y destino biológico vienen impuestos al nacer. Como una persona intersexual puede poner en crisis la legitimación de la división hombre-mujer en base al sexo, las personas transexuales pueden poner en crisis el sistema hombre-mujer basado en las diferencias de género, y la pareja de padres homosexuales podrían minar la rígida división de los sexos de esta sociedad heteronormativa.

En Italia está muy activa la fábrica de cuerpos normales, intenta actuar en los cuerpos de los recién nacidxs intersex y de las personas transgénero para darles características estables y normales. No interesa que el no nacido intersex crezca, sin saber si se sentirá más hombre o mujer, y no está previsto que tenga un lugar cómodo en la sociedad si no quiere entrar en el género binario hombre-mujer. Por el contrario, está previsto la disolución del matrimonio entre las personas transexuales que rectifican el documento, se convertirá en matrimonio homosexual.

Quien no quiere o no puede todavía cambiar el sexo de los genitales o quien, a pesar de la transición, mantenga características que no se correspondan totalmente con el género escogido, puede ser capaz de subvertir la dialéctica social, pero esto se paga con la falta de garantías normales y la marginación.

¿Cuál sería el escenario si se garantiza el derecho a la expresión de la identidad de género, como en Argentina [4], donde está prohibido operar los genitales de los recién nacidos hasta que no puedan decidir sobre su propio cuerpo; como sucede en Colombia [5] donde se introdujo el pronombre neutro "Hen"; como en Suecia, donde se autorizaron las adopciones, reproducción asistida y embarazo subrogado tanto para parejas heteros, como homosexuales y solterxs?

¿Quién es oprimidx y opresor frente un cuerpo, reconocido legalmente y protegido, ni hombre ni mujer y cambiando los roles? ¿Quién debe estar en casa lavando los platos y cuidando los niños si la pareja está formada por personas del mismo sexo? ¿Quién deberá comprometerse y mantener a la familia?

Si se pudiese cambiar de género sin tener que ser sometidx a la psiquiatría, si los roles de género no fuesen más una división de madre/padre unificadxs bajo la palabra "padres", si el hombre tuviese la posibilidad de cuidar a lxs recién nacidxs y la mujer trabajar y continuar, si los niñxs fuesen educadxs en un modo neutro y sin recurrir continuamente al estereotipo de género, ¿qué sucedería en nuestra sociedad?

En una sociedad sin presión del género, en la que todxs pueden encarnar la propia expresión de género que sienten, en la que todxs pueden ser padres-madres, ¿cuántxs terminarían fuera de las jaulas impuestas por el Sistema? Si todo el mundo pudiese exprimir el propio potencial sin tener que enfrentarse continuamente con la categoría de hombre-macho-patriarca y mujer-femenina-madre, ¿sobre qué supuestos se mantendría el sexismo para ser todavía legitimado?

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NOTAS:

*Activista LGTBQI y vegana, componente del Colectivo Anguane.

[1] "No haré nunca un anuncio con una familia homosexual, no por falta de respeto, sino que no veo la familia como ellos, la nuestra es una familia clásica donde la mujer tiene un rol fundamental". (Declaración de Guido Barilla a La Zanzara, 26/09/2013).

[2] Mario Mieli, Elementi di critica omosessuale, Einaudi, Torino 1977.

[3] Es intersexual quien nace con características sexuales (genitales, hormonales o cromosómicas) no conformes al sexo masculino o femenino. Tal diversidad, a veces, es evidente simplemente observando los genitales externos, otras veces se evidencia solo con un examen cromosómico. Es transgénero quien, habiendo nacidx con características sexuales conformes al sexo masculino o al femenino, se reconoce en el género opuesto o en otro género.

[4] http://www.tgeu.org/Argentina_Gender_Identity_Law

[5] http://www.isna.org/node/181



viernes, 21 de noviembre de 2014

Jaulas - de Michela Angelini

Original en italiano



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Me llamo Michela Angelini y soy una mujer transgénero, pansexual, antiespecista. Estas pocas palabra bastan para definirme a los ojos de la sociedad. Estas pocas palabras forman la pequeña jaula de diversidad en la que estoy recluida para tranquilizar a aquellxs que tienen la necesidad de saberme encerrada tras un confín de barrotes que me mantienen lejos, distinta, identificable por los que me juzgan mirándome de arriba a abajo. Un confinamiento que trata de impedir que contamine con mi diversidad la buena sociedad que me rodea.

Mi marca en la oreja* habla claro: soy una persona nacida macho y cuando naces macho la única expresión social dada es la de comportarse como "hombre". Me negué a mi destino social, he rechazado las expectativas de aquella estructura fija y rígida que proporciona una clara división de roles y destinos para los hombres - masculinos - sementales y las mujeres - femeninas - yeguas. Abrí la jaula y salí afuera. Yo, según ellos, he emprendido la transición, el viaje, que me llevará de la primera jaula a la segunda. Las reglas son claras. Necesitamos primero un certificado, un documento firmado por un experto en salud mental que, solo después de haber verificado la imposibilidad de vivir en aquella condición particular, que llamamos "hombre", autoriza la salida. El conductor que se encarga de nuestro viaje es un  endocrino, autorizado para suministrar hormonas de feminización que, de mes en mes y de año en año, van a cambiar nuestras características, permitiendo que otros nos vean finalmente por aquello que somos: mujeres. Desde este momento nos llamamos trans, etiqueta asociada al dolor de vivir, a la marginación, a la idea de alguien perverso, a no estar a la altura de aquello que hemos elegido. Trans, es más que eso. Transexual, Es más que el sexo, porque el aspecto exterior, en este punto, no se corresponde con el sexo que determinan los genitales, y esto no está bien si quieres entrar a todos los efectos en aquel grupo llamado "mujeres", grupo que constante y equivocadamente es llamado "féminas". El documento de nacimiento habla claro, hay estampada una "M" y para poder cambiarla a una "F" hay un precio a pagar: mutilar una parte del propio cuerpo, aquella que puede usarse para procrear. Hay que recorrer a los tribunales, porque amputar un órgano sano necesita autorización y, después de la intervención de castración quirúrgica o de reconversión quirúrgica del sexo (incluso se reconstruye algo muy parecido al aparato femenino externo), nuevamente el juez debe certificar el cambio para así poder conceder el nuevo documento. Solo entonces estamos rehabilitadas, aparentemente de la cabeza a la nueva vagina, nadie sospechará más de nuestra transición. Mujeres ex trans, como muchas se definen. Ahora, finalmente, podemos ser felizmente víctimas del sexismo, aceptar un sueldo inferior al que tendríamos si siguiésemos siendo hombres, podemos casarnos con un vestido blanco y hablar de cotilleos sin que nadie pueda decir nada.

Pero a mí esto no me interesa. El cuerpo no es otra cosa que uno de todos los medios de comunicación que tenemos a disposición y que, en mi caso, mandaba a otras personas mensajes distorsionados. Mi expresión de género era totalmente distinta de aquella que quería comunicar. Aprendí cómo retirar los cuerpos de sus pedestales, aquellos cuerpos considerados como símbolo-status, objetos a modelar para escalar en la pirámide social, son para mí solo envoltorios parlantes. También por eso me declaro pansexual, potencialmente atraída por nadie, porque no puedo aceptar que un cuerpo divida quién me puede interesar y quién no.


Por eso rechazo el destino que el sistema me propone, no puede ser el único: la transición no es un viaje anatómico de "macho" a "hembra", es un viaje social. De "hombre" a "mí misma". Vivo como mujer desde hace años y no puedo aceptar que el reconocimiento social de mi género, aquello que es obvio hasta que muestro un documento, deba pasar por el reconocimiento de un juez. Yo me autodetermino porque, como cualquier ser viviente, existo y soy un sujeto, no un objeto.


Soy un sujeto, por lo tanto el punto de vista me puede permitir sentarme y mirar a otrxs que están en frente de los barrotes. Observo y me doy cuenta de que ningún modo estoy sola. Conmigo están otrxs hombres y mujeres: migrantes, gays, lesbianas, padres homosexuales, discapacitadxs, gitanxs, personas no conformes con su género, intersex, asexuales, presxs, poliamor y animales no-humanxs. Animales que han escapado de las rejas y las convenciones, animales liberados de las barreras varias, animales nacidos libres, nómadas. Animales, humanxs y no-humanxs, que continúan impertérritos viviendo en el mismo lugar ocupado por el hombre que, aunque intenta exterminarlos, resisten, generación tras generación.


Veo mi otra transición, la de verdad. Nací opresor pero, para seguir con mi naturaleza, me cambié a oprimida. Perdí retazos de poder pero ahora, como una persona libre, entiendo que los barrotes no me encarcelan y finalmente veo la verdadera jaula: sexismo, machismo, homo/transfobia, racismo, especismo, intolerancia y prejuicio. He cambiado el paradigma, veo el mundo con otros ojos, por eso somos problemas, antisociales, para evitar e insultar, fuera de control, improductivxs, apartadxs, para ser eliminadxs.


Pocos minutos de razonamiento, pero ha llevado años para formarse y reunir el nivel de consciencia actual. Años en los que mi vida ha cambiado totalmente. He trabajado de veterinaria en una clínica para caballos. Estudié veterinaria porque quería hacerme cargo de esos animales que para mí siempre han sido especiales, amigxs. Me preguntaba por qué en el curso se perdía tanto tiempo estudiando el control de la carne, la producción de leche, la planificación y el control de las explotaciones agrícolas, a expensas de la materia propiamente médica. Traté de compensar las inevitables lagunas pasando gran parte de mi tiempo libre cuidando potros y terneros en la faculdad. Algunos de estos terneros habían sido regalados a la facultad porque enfermaron, para después ser devueltos a la granja. Pero pensé que era normal. Potros y terneros que después de ser curados, podrían competir con una silla de montar o estar enganchados a un carro. Curarles me parecía mi deber. Caballos que, para su salud, no deberían haber hecho carreras y caballos que necesitaban una intervención quirúrgica para salvar la vida que nadie quería pagar. Caballos que necesitaban ser sacrificados porque eran demasiado mayores y caballos agonizantes que morían delante de mí porque nadie me autorizaba la eutanasia. Empecé a preguntarme como todo esto podía ser visto como algo normal. Después vi muy claro por qué el curso estaba estructurado así: lo que un médico veterinario debe hacer es asegurarse de la salubridad de los alimentos que el hombre comerá y asegurarse de curar los animales que el hombre posee y quiere curar. El veterinario está a servicio del hombre, no del animal. El animal, palabra que debería significar 'ser dotado de alma', en realidad, es solo un cuerpo, un conjunto de piezas anatómicas unidas solamente por la voluntad del humano que es dueño, propietario, juez de vida o de muerte. El animal para el Estado es solo un cuerpo de producción, de compañía o de deporte. Yo para el estado soy solo un cuerpo, macho o hembra. Los Gobiernos han usado muchas veces el exterminio y el confinamiento de ganado, granjas y especies enteras de animales para proteger la salud del hombre y preservar la calidad de lo que ha decidido comer. Los gobiernos han usado muchas veces el exterminio y el confinamiento para someter a transexuales, migrantes, homosexuales, gitanxs y discapacitadxs. Solo soy un animal humano y de igual a igual no puedo estar de acuerdo con lo que pide un dueño - propietario a costa de la salud de un sujeto animal no humano.

De cualquier forma, casi automáticamente, he transmutado mi experiencia personal de humano deshumanizado a la realidad de desanimalización animal. Nunca podría haber aceptado mi estado si no hubiese primero leído estudios de género e historias de otra realidad, distinta a la nuestra, pero en la que hay personas como yo. Distinta sociedad a la de lxs nativxs americanxs, por ejemplo, con la existencia del "Two Spirit", persona nacida con un sexo concreto pero que tiene el alma de ambos géneros y que, precisamente por este don, tienen un papel relevante dentro de la tribu. Hoy le llamaríaos transgénero o personas sin género establecido. 

Por tanto he entendido y aceptado no hacer otra cosa que seguir mi destino, a pesar de los obstáculos y las reglas humanas de la sociedad moderna. De cualquier modo, leyendo y estudiando he descubierto una amplia gama de sociedades distintas de aquellas que están en cautiverio, de aquellas que siguen las reglas impuestas del hombre, de la que estaba habituada. He descubierto, por ejemplo, la otra finalidad distinta a la finalidad procreativa del sexo. Hasta hoy no he encontrado especie animal que no tenga individuos homosexuales y, como si no fuese suficiente, los bisexuales de las especies son mayores en número respecto a los exclusivamente heterosexuales. Los animales tienen sexo por diversión, los que viven en parejas estables homosexuales pueden adoptar crías, formar amistades y alianzas, construir objetos y refugios, comunicar y tomar decisiones.

La relación entre mi historia y la del sufrimiento animal me ayudó a entender que el sistema de dominio al que todos los seres humanos, más o menos conscientemente, compartimos y participamos y del que todxs, de manera más consciente o menos, somos esclavxs, es lo mismo que oprime con la misma dinámica también, a los animales y la tierra. Solo aceptando ser parte del problema podemos descomponerlo, analizar y reformular el sistema de forma que nos agrade y sea más respetuoso para todxs. 


*Identificativo que se engancha a la oreja de los bovinos.









jueves, 20 de noviembre de 2014

¿El antiespecismo puede dar refugio a la transfobia? Vamos a hablar - Egon Botteghi




A propósito del X Encuentro por la Liberación Animal, fui invitado, el 14 de septiembre de 2014 en Donoratico (Livorno) a tener, como colectivo Anguane, un debate sobre el sexismo en el movimiento animalista.

En aquella ocasión hablé de parte de mi experiencia como persona trans en el "movimiento" italiano, denunciando los graves actos de transfobia en los que he estado involucrado o de los que me ha informado unx compañerx cercanx a mí.

En particular hablé de cómo las personas trans han sido consideradas contrarias al movimiento por parte de algúnx activista, en cuanto consumidorxs de hormonas, y contrarios a la naturaleza y a la causa animal.

Personalmente, por ejemplo, he sido acusado constantemente de querer usar el dinero de los beneficios que se recaudaron para un refugio que co-fundé para operarme, de ser una persona fuera de control por el uso de testosterona, de ser antinatural y víctima-producto del Sistema que tendría que combatir.

Esta guerra psicológica en mi contra, perpetrada entre otra cosas en un momento tan delicado como el inicio de la transición, ha decretado mi retiro forzoso del proyecto que fundé, y que había llevado adelante con trabajo incansable durante años.

En la reunión antes mencionada decidí no decir los nombres de aquellxs que han demostrado claramente transfobia en la palabra y en los actos (aunque afirmando ser antiespecista) ya que faltaba la otra parte (lxs acusadxs de transfobia) y no podía haber un enfrentamiento directo con lxs interesadxs.

Sin embargo, me centré en una frase que todas las personas transexual creo que han debido de hacer frente dentro del "movimiento" antiespecista, y traté de analizarla pieza por pieza:


"Si eres transexual y toma hormonas, entonces no eres un verdadero antiespecista, no estás de parte de los animales, pues financia el sistema y las farmacéuticas y eres ANTINATURAL".

Aporto a continuación un extracto de la frase mencionada:

"Si eres transexual": La casi total mayoría de lxs antiespecistas no saben qué es una persona transexual (en cambio hay una fuerte presencia de transexuales en el movimiento, tanto a nivel nacional como internacional, y esto, veremos por qué, no es un caso aislado) y cuando se explica se debe entender que no es una elección. No se elige ser transexual como elijo que vestido ponerme o qué comer, es una condición que surge muy probablemente de nacimiento (la ciencia médica está todavía en la búsqueda de explicaciones), de lo que se puede tomar consciencia en los diferentes momentos de la vida y con quién debes hacer antes o después cuentas. No es una posición fácil o privilegiada en la sociedad, eso es indudable.

Por lo tanto "si eres transexual y usas hormonas", ¡lo haces porque no hay elección!

No hay elección porque una de las condiciones primarias para la supervivencia es el reconocimiento de lo que se es.

Por lo tanto, en una sociedad como la nuestra donde la mujer es aquella que tiene vagina y tetas y el hombre aquello con pene y pelos, una persona que nace con una identidad masculina en un cuerpo femenino, tiene la necesidad de modificar su propio cuerpo para poder ser reconocido y sobrevivir.


El no-reconocimiento conlleva una vida de infierno que puede acabar en suicidio.

Como sostiene Michela Angelini, médica veterinaria transgénero y vegana, activista LGBTQI, "La transexualidad es una cuestión social".


Por lo que no se puede culpabilizar a las persona transexuales si aceptan la única solución efectiva al momento, en el desarrollo de nuestra sociedad, para permanecer con vida, contando después que muchxs transexuales, una vez que hicieron el camino de transición, hablaron y actuaron en contra de la sociedad binaria y sexista, que divide le cuerpo y la vida de mujeres y hombres de manera casi opuesta.


Y un día viviremos en una sociedad que reconocerá las variantes al ser hombre-pene o mujer-vagina y las respetará por el hecho de "ser", una sociedad donde una persona no conforme con su género podrá elegir vivir tranquilamente, lo debemos también a las personas transexuales que hoy trabajan para sobrevivir pero que continúan luchando para divulgar la conciencia y práctica de la liberación de los cuerpos.


Las mismas personas que señalan a lxs transexuales como traidores de la causa y alimento del Sistema, cuando enferma y necesitan medicinas, bajo el riesgo de debilitamiento grave, las compran, porque no tienen alternativa válida.


No podemos decir a una persona transexual que viva tranquilamente en su cuerpo no conforme a la identidad y pretender un falso respeto por la identidad percibida, porque la sociedad que podría apoyar esto, todavía no existe. Debe ser construida ahora, y no se puede construir de lxs muertxs. Si voy por ahí depilada y con tetas, seré siempre considerada una mujer, teniendo también un documento que habla por mí y con todo lo que puede llegar a ser incompatible con la vida que querría, claramente.


Las mismas personas que me animaban, en la feliz isla en la que creí vivir, a considerarme un hombre con el cuerpo de mujer, me han demostrado que no han podido verme como tal.


No se puede tampoco pasar por alto que una persona transexual, vegana y antiespecista, no tome "a la ligera" tomar hormonas del sexo opuesto. Estas persona a menudo pasan años de cuestionar, interrogarse, estudiar, explorar y también sufrir, en el intento de entender cómo calmar el propio sufrimiento con las propias exigencias éticas. Todo aquello que necesita saber sobre cómo son los productos, de quién y cuáles son los fines de los fármacos que toma ya lo sabe, y tal vez también buscó alternativas más "naturales", pero que no funcionaron. ¡No vendrá el enésimo antiespecista recto y justo a revelarle la verdad!


"¡Eres anti natural!":


Demasiado a menudo, por desgracia, muchxs antiespecistas se olvidan o ignoran por completo, como la Naturaleza ha sido la mayor aliada de las mayores opresiones e injusta distribución del Poder. La personificación de la Naturaleza poderosa y siempre buena y perfecta, el retorno al estado al que todxs aspiramos, ha sustituido durante muchos años a Dios en la regulación de la escala de valores de lxs vivxs. Lxs negrxs eran por naturaleza inferiores a lxs blancxs, así como las mujeres a los hombres, así como, por Naturaleza, no debería de existir la homosexualidad y el sexo fuera de la función procreativa.


En resumen, la Naturaleza es siempre el espejo de los deseos de aquello que era más conveniente a la estructura del Poder. Citando a Franz de Waal: "Como los ilusionistas, primero meten sus prejuicios ideológicos en la chistera de la naturaleza, y luego se los sacan de la oreja, mostrando así como la naturaleza está de acuerdo con ellos". (La edad de la empatía).


Esta ideología es perpetuada por algúnx antiespecisa por pura ignorancia, y esto es un hecho grave en un movimiento que se supone radical.


La transexualidad, sin embargo, existe en la naturaleza. Existe en muchos animales, que cambian su propio sexo durante la vida, y siempre ha existido en el ser humano. El hecho de que desde los años 50' del siglo pasado, en occidente, el transexual ha sido identificado como un individuo que cambia de sexo con la ayuda de la medicina, es una cuestión intrínseca a nuestra sociedad. Esta no es la cuestión del huevo y de la gallina, pero la respuesta es clara: Primero fueron las personas transexuales y después las técnicas de la medicina occidental que ha decidido "curarles" de una forma determinada. Como he mencionado, la persona transexual no elige ser tal. No lo hace porque es una persona particularmente exuberante, o confundida o buscando emociones fuertes y nuevas, y no es una desviada de la tecnología médica o distorsiones del sistema.




Después del encuentro, decidí publicar mi contribución al debate en la web de Intersexioni (aquí en italiano).




Algunas reacciones a la publicación de este texto creo que son emblemáticas de aquello de lo que queríamos discutir ahora y de lo que estamos tratando de describir aquí.


El primer comentario que llegó, sobre la página de Fb de la asociación catanesa LiberAction que lo había compartido, es el siguiente:


"¿Se trataría de un nuevo tipo de proceder? ¿Cuándo se ha pasado de la presunción de inocencia a tener que demostrar la propia inocencia de las acusaciones de lxs demás? Francamente este artículo me parece fastidioso e instrumentalizado. Si cualquiera que se denomine antiespecista ha hecho declaraciones equivocadas, no significa que todo el movimiento piense lo mismo. Es un modo de proceder peligroso e inútil, o mejor dicho, es útil solo a quien quiera publicitarse. Que no se hagan acusaciones al azar, si hay casos serios basta con decir los nombres, de lo contrario es mejor callarse."


Cabe decir que este comentario fue escrito por una persona que tiene sus seguidores dentro del "movimiento" y que incluso escribió un Manifiesto del antiespecismo.



Como se puede ver, están en marcha todos los mecanismos que funcionan en todos los sistema opresivos, donde se niega el hecho y a la víctima se la acusa de ser un/a fanfarrón/a que busca tener popularidad, tal como sucede con las víctimas de las violaciones.


La víctima, sola, debe mantener toda la carga del testimonio, moviéndose en un ambiente hostil, que la margina y trata de silenciar. La terrible sensación que no quieres creer, de que estás en una situación de desventaja y debilidad respecto a tu agresor y que tu voz no tendrá el mismo peso, es bien conocida por todxs aquellxs que han pasado por una experiencia de este tipo, y a menudo, por tratar de sufrir menos, se intenta olvidar y se trata de alejarse todo lo posible del ambiente donde la agresión se perpetró.

La respuesta a mi réplica:


"El silencio ayuda siempre al opresor y nunca al oprimido. Así que hay cosas que hay que decir...aunque genere cansancio y miedo... peligroso no es decir cierta cosa, peligroso es permanecer en silencio".


Es esta:


"Es verdad que callare es peligroso, pero también hablar en un intento de eliminar problemas que incluso no existen."


La clara negación de un problema que no se acepta discutir, el ataque injustificado y denigrante hacia una persona que te está contando algo que ha vivido de primera mano, el intento de revertir los papeles de "víctima" y "agresor" no podría ser más explícito, como justamente escribe otro usuario, sobre esta afirmación:


"... una argumentación inteligente y documentada. Sostener que no se demuestra nada y la banalización de quien deliberadamente ignora a la otra persona".


Ignorar deliberadamente no puede ser un simple caso individual: ¿Qué hay de malo en hablar de algunos episodios de transfobia en el "movimiento" antiespecista italiano? ¿Tal vez el temor a descubrir que son menos bellxs, purxs, buenxs, aquellxs en lxs que nos gusta creer y llevarnos bien independientemente de la lucha por la liberación y salir del solipsismo animalista?


Como dice Annalisa Zabonati: "El antiespecismo se autoproclama el movimiento más radical respecto a todos los otros, colocándose en una posición de supuesto saber sobre la distintas formas de opresión y de dominio... La tolerancia manifestada (respeto a las personas LGBTQI) es una tapadera, muy a menudo, de un profundo malestar por la falta de conocimiento de los asuntos derivados de la lucha de reivindicación feminista y LGTBI." (http://anguane.noblogs.org/?p=2481)



Otra repuesta típica es aquella de lxs que insisten en ver estos típicos problemas como redencillas personales entre dos o más individuos, y que piensan que es mejor girar la cabeza hacia otro lado y actuar según simpatías o conveniencia, imitando un poco al resto.


Siguiendo con la idea de que estos hechos son problemas personales en los que unx se ha visto envueltx, en los que no se debe tomar parte, es no querer entender que no se trata de coger el caso aislado e iniciar un juicio a la persona, sino pensar sobre estas dinámicas reales y presentes para hacer luego una autocrítica y dar impulso al "movimiento", haciendo por ejemplo una reflexión muy seria sobre los privilegios.


Luego está la respuesta de lxs que no ven un problema en sí, porque una organización antiespecista debe ocuparse de la liberación de los animales y no se pone en duda esta afirmación ni las actitudes transfobas de lxs propixs componentes de la organización, porque como se ha dicho, "está fuera de la misión".

Lo que puede ser cierto, es que contribuye a aclarar qué se entiende por 'antiespecismo' y admitir que puede existir también un antiespecismo de derechas.



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Este artículo fue publicado el 14/11/2014 en el blog del colectivo anarco-queer ecovegano feminista de Italia Anguane y traducido dos días después en este blog. Lo publico ahora porque tenía que revisar y ver si lo incluía en un zine que espero sacar pronto.

Está publicado también en el blog https://vozcomoarma.noblogs.org/ ya que es quien me hizo llegar este artículo para traducirlo, y será publicado en el 4º número del zine Besos y Bombas.

















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miércoles, 19 de noviembre de 2014

Tres negocios en crisis*. Breve resumen de la evolución de la sociedad y el trabajo (IV).

Segundo capítulo: aquí. He decidido no traducir el tercero ya que ideológicamente ni aportaba nada, ni resultaba interesante ni coincidía. Procuro traducir textos independientemente de lo que yo piense, porque me parece que leer sobre distintos temas e ideologías siempre enriquece a la persona, pero este a mitad de la traducción he decidido borrarlo porque me resulta infumable. Así que aquí va el cuarto (que tampoco es para leerlo más de una vez pero es corto :) ).
*No voy a traducir (por ahora) los tres 'negocios' de los que habla el título por lo mismo del párrafo anterior. De momento solo pienso traducir el primer 'negocio'.

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Tres negocios en crisis


Las contradicciones que hacen a la Máquina moverse, son también contradicciones internas para todx trabajador/a -son nuestras contradicciones. Está claro que la Máquina sabe que a la gente no le gusta esta vida, y que no le basta simplemente con reprimir nuestros deseos. Si se basase solamente en represión, la productividad caería y subiría el coste de supervisar el trabajo y a lxs trabajadorxs. Es por eso que la esclavitud acabó. En realidad, la mitad de nosotrxs acepta el negocio de la Máquina y la otra mitad está revelada contra ella.

Y la Máquina tiene, sin duda, algo que ofrecer. La gente da parte de su vida, pero no toda. A cambio, ella da una cierta cantidad de productos, aunque no tantos como la gente querría. Todo tipo de trabajadorx tiene su propio aporte, y todo trabajadorx hace según la particularidad del empleo y la situación específica. Como todo el mundo piensa que están mejor que otrxs (siempre hay alguien que está peor), todo el mundo se agarra a su negocio/trabajo, desconfiando de los cambios. Así la inercia interior de la Máquina se protege contra reformas y revoluciones.

La insatisfacción y el deseo de cambiar sólo emergen si el trabajo parece muy desigual. La crisis actual, que es visible principalmente en el plano económico, se debe al hecho de que todos los trabajos que la Máquina tiene para ofrecer, se vuelven inaceptables. Trabajadorxs A, B y C [NdT. Habla de una división de trabajadorxs que realizaba en el anterior capítulo que no he traducido, pero es irrelevante] protestan recientemente, cada unx a su manera, contra sus respectivos trabajos. No solo lxs pobres. La Máquina está finalmente perdiendo perspectiva. El mecanismo de división interna y repulsa mutua está entrando en colapso. El vomito se está volviendo contra la propia Máquina.




sábado, 15 de noviembre de 2014

La Máquina Planetaria de Trabajo. Breve resumen de la evolución de la Sociedad y el Trabajo. (II)

Primer capítulo: aquí. De la serie de traducciones del blog indicado en el primer capítulo.

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La máquina planetaria de Trabajo

El nombre del monstruo que dejamos crecer y que mantiene nuestro planeta en sus garras es: Máquina Planetaria de Trabajo. Si queremos que el espacio que habitamos vuelva a ser un lugar agradable, tenemos que desmantelar esa Máquina, arreglar los estragos y hacer ciertos acuerdos básicos para un nuevo comienzo. Entonces, nuestras primeras preguntas deben ser: ¿cómo hace la Máquina para controlarnos?, ¿Cómo se organiza?, ¿Cuáles son sus mecanismo y como pueden ser destruidos?

La Máquina es planetaria, mundial: come en África, digiere en Asia y caga en Europa. Está planeada y regida por compañías internacionales, sistemas bancarios, circuitos de extracción de combustible , productos no-manufacturados y otros bienes. Existen montones de ilusiones en cuanto a naciones, Estados, bloques, Primeros, Segundos, Terceros y Cuartos Mundos -pero esto son subdivisiones menores, partes de la misma maquinaria. Claro que diferentes engranajes ejercen presiones, tensiones y fricciones entre sí. La Máquina está hecha de sus propias contradicciones: trabajadorxs/capital, capital privado/capital del Estado (capitalismo/socialismo); miseria/desperdicio; guerra/paz; mujeres/hombres; etc. La Máquina no es una estructura homogénea: usa sus contradicciones interna para expandir su control y sofisticar sus instrumentos. Diferente de los sistemas fascistas o teocráticos, o como 1984 de Orwell, la Máquina de Trabajo permite un nivel de resistencia, inquietud, provocación y revuelta. Digiere sindicatos, partidos radicales, movimientos de protesta, manifestaciones y cambios democráticos de régimen. Si la democracia no funciona, usa la dictadura. Si su legitimidad entra en crisis, tiene prisiones, tortura y campos de concentración de reserva. Ninguna de estas modalidades es esencial para entender el funcionamiento de la Máquina.

El principio que gobierna todas las actividades de la Máquina es la economía. ¿Pero qué es la economía? Es un intercambio impersonal e indirecto de tiempo de vida cristalizado. Usted gasta su tiempo para producir una pieza que es usada por alguien que usted no conoce para montar una baratija que es comprada por otro desconocido para fines que usted ignora. El circuito de esta porquería de vida es regulada de acuerdo con el tiempo de trabajo que realiza para sacar el material bruto. La medida es el dinero. Lxs que producen y cambian no tienen control sobre el producto, entonces puede suceder que lxs trabajadorxs en revuelta sean asesinados exactamente con las pistola que ayudarán a producir. Cada pieza de comercio es un arma contra nosotrxs, cada supermercado un arsenal, toda fábrica un campo de batalla. Este es el mecanismo de la Máquina de Trabajo: convertir la sociedad en individuos aislados, chantajearlos separadamente con salarios o violencia, usar su tiempo de trabajo de acuerdo con los planes. Economía quiere decir: expansión del control de la Máquina sobre sus partes, convirtiendo estas partes en cada vez más dependientes de la propia Máquina.

Todxs somos partes de la Máquina Planetaria de Trabajo -nosotrxs somos la Máquina.
Representamos la Máquina unxs contra otrxs. Asalariadxs o no, autónomxs o empleadxs, servimos a su propósito. Donde no hay industria "producimos" trabajadorxs virtuales y exportamos para zonas industriales. En África producimos esclavxs para las América, en Turquía producimos trabajadorxs para Alemania, o Pakistán para Kuwait, Ghana para Nigeria, Marruecos para Francia, o México para Estados Unidos. Áreas vírgenes pueden ser usadas como escenario para los negocios turísticos internacionales: índixs en sus reservas, de Bali, aborígenes. Lxs que intentan salir de la Máquina emprenden las funciones de pintorescxs marginales (hippies, punks, etc.). Mientras exista la Máquina estaremos dentro de ella. Ella destruye o mutila casi todas las sociedades tradicionales o han tomado desmoralizantes situaciones defensivas. Si usted intenta retirarse y vivir sosegadamente de una agricultura de subsistencia, puede creer firmemente que será encontrado por un funcionario de ordenamiento municipal o policía. Con sus tentáculos, la Máquina puede alcanzar todos los lugares de este planeta en cuestión de horas. En las partes más remotas del desierto de Gobi tal vez pueda cagar sin ser notado. Tal vez.