martes, 29 de diciembre de 2015

"La revolución anarquista global no va a suceder" Desierto, texto anónimo.

Recomendación de lectura para este solsticio de invierno:

Título: DESIERTO

Autor: ANÓNIMO

Editorial: L'ANOMIA*


Escalofriante, sobrecogedor e impactante relato sobre el cambio climático durante los próximos años, proceso ya imparable que modificará radicalmente el mapa geo-político-económico-social. El autor anónimo de "Desierto" se interroga acerca de si todavía hay alguien que crea que la "revolución social" será posible; deberíamos cambiar tal concepto por el de "colapso mundial". Tal vez la desertización, el aumento de la temperatura global, el aniquilamiento de numerosas especies, los grandes movimientos migratorios en busca de agua, las guerras y otros factores provoquen un retroceso de la civilización en algunos espacios de la Tierra. En este contexto de futuro incierto y capitalismo contumaz, tal vez se abran algunas zonas autónomas donde lo salvaje y lo anárquico puedan respirar, establecerse y comenzar a medrar tímidamente, de forma minoritaria pero autosuficiente y al margen del Estado, que irá abandonando definitivamente algunos espacios inhóspitos y aposentándose en otros más templados. Leemos en "Desierto": "La revolución anarquista global no va a suceder".



 Extracto del Prefacio de Desierto, página 10

"Hay algo que obsesiona a muchas activistas, anarquistas, ecologistas, a muchas de mis amigas. Me obsesionó a mí también. Gran parte del bagaje que arrastramos de nuestras subculturas nos hace creer que el motivo de esa obsesión no existe, que no se puede ver ni oír. Nuestras buenas intenciones para con el mundo nos dicen que no le hagamos caso, pero para muchas, a pesar de los mejores esfuerzos (siguiendo adelante con el activismo diario, construyendo movimientos de base, viviendo acorde a y como expresión de ética), a pesar de todo eso, el espectro cobra forma. La imagen borrosa se hace cada vez más sólida, más inevitable, hasta que el fantasma termina mirándote directamente a la cara. Y como sucede con muchos monstruos de leyendas antiguas, cuando la gente se cruza con su mirada, se queda petrificada. Se vuelven incapaces de moverse. Pierden la esperanza, se desilusionan y se vuelven inactivas. Ese malestar, el quedarse paralizada, no sólo ralentiza el trabajo militante, sino que afecta cada una de las facetas de la vida de muchas de mis amigas.
El espectro que muchas intentan no ver es darse cuenta de una cosa muy simple: el mundo no será “salvado”. La revolución anarquista global no va a suceder. El cambio climático es imparable. No vamos a ver al mundo acabar con la civilización/capitalismo/patriarcado/autoridad. No sucederá pronto. Es probable que no suceda nunca. El mundo no será “salvado” ni por las activistas, ni por los movimientos sociales, ni por organizaciones benéficas, ni por un proletariado global insurgente. El mundo no será “salvado”. Duele darse cuenta de eso. Nadie quiere que sea verdad, pero probablemente lo es. Esas revelaciones, esa pérdida de la ilusión, no debería incapacitarnos. Si partimos de entrada de que es una cuestión de “o todo o nada”, entonces tenemos un problema. Muchas amigxs han “abandonado” el “movimiento” mientras que otras continúan poniendo en práctica antiguas costumbres con una tristeza y un cinismo que revela su sensación de que, en realidad, son costumbres que no llevan a nada. Algunas merodean por el ámbito revolucionario criticando todo pero viviendo y luchando más bien poco.

“No es la desesperación: puedo tolerar la desesperación. Es la esperanza lo que no tolero.”
La esperanza de un gran final feliz daña a la gente. Sienta la base para el dolor que sentirán cuando se desilusionen. Porque, honestamente, ¿quién de nosotras cree en un final feliz hoy en día? ¿Cuántas han sido consumidas por el esfuerzo que implica reconciliar la fe ciega de cambiar el mundo con la realidad que nos rodea? Sin embargo, desilusionarnos —con la revolución global, con nuestra capacidad de parar el cambio climático—, no debería alterar nuestra naturaleza anarquista ni el amor que sentimos por la naturaleza como anarquistas.

Todavía hay muchas posibilidades para la libertad y lo salvaje. ¿Cuáles son algunas de esas posibilidades y cómo podemos vivirlas? ¿Qué podría significar ser anarquista, ecologista, cuando la revolución global y la sostenibilidad socio-ecológica no son el objetivo principal? ¿Qué objetivos, qué planes, qué vidas, qué aventuras quedan cuando se dejan de lado las ilusiones y caminamos por el mundo ya no incapacitadas por la desilusión, sino liberadas de su carga?"




Para descargar: Desierto, en PDF

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 * A L´(A)nomia, editorial artesanal autogestionada, puedes encontrarla en las ferias-encuentros del libro anarquista o eventos para adquirir el texto en formato libro-físico. Pero también tienes la opción de descargarlo más arriba o preguntarles a ellas si pueden enviártelo por correo a tu kelo, para contactar con ellas para ello, dudas u otras inquietudes:

anomia.ediciones[arroba]riseup.net

jueves, 17 de diciembre de 2015

Cicatrices y heridas que no se ven.


- Cicatrices y heridas que no se ven*...

-Habla la experiencia y el insomnio con un boli en el papel....


Qué tristes las paredes de la comisaria al oír el llanto de una madre , qué sucio está el suelo por las humillaciones...
Cuántas noches sin dormir pensando en que ojalá pudiera haberte dicho que las esposas me hacían daño, pero se que te duele más a ti vérmelas puestas .

Gracias por ser fuerte, Mamá qué bonita eres..
Qué silencios tan fuertes se escuchan entre golpe y golpe, demasiado impactante todo como para haber ocurrido tan deprisa, ¡No me entra en la cabeza!
quizás ellos piensen que a golpes me entrará... Qué soprendidx se puede llegar a ver unx cuando saca orgullo esperando un patadón en la cabeza esposadx en el suelo.
Muchas preguntas en mi cabeza, mucha farlopa en su nariz... Menudo frío hace al recordarlo todo, una y otra vez, una y otra vez una y otra vez una y otra vez...
Pregúntale a la que entra si cree que va a salir.....

.....y dile al preso que: ¡HUYA!


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* [Nota: Texto anónimo recibido por correo, me limito a colgarlo.]

jueves, 12 de noviembre de 2015

Adicción y conexión

Se cumplen cien años de la prohibición del uso de drogas en Estados Unidos y Gran Bretaña. Prohibición que poco después se impuso en todo el mundo. Hace ya un siglo que se tomó la fatídica decisión de coger a los adictos para castigarles, hacerlos sufrir y estigmatizarlos, porque creían que eso los disuadiría y les daría un incentivo para detener su consumo. Cuando tratas con adictos y te preguntas cómo ayudarles, uno se da cuenta de la increíble cantidad de preguntas básicas que hay sin responder. Por ejemplo, ¿qué es lo que provoca una adicción? ¿Por qué seguimos con esta perspectiva que aparentemente no funciona? ¿No habrá una mejor manera de intentarlo? Considero que he estudiado, debatido, compartido y vivido lo suficiente el mundo de las adicciones para decir que casi todo lo que creemos saber sobre la adicción está equivocado, o cuanto menos sesgado.


Empecemos por lo que creemos que sabemos. Pensamos que, como hay ganchos o preferencias químicas en la heroína, por ejemplo, si la consumes por un tiempo tu cuerpo se hará dependiente a estos ganchos. Empezarás a necesitarlos físicamente. Pero es fácil adivinar que algo no cuadra. Cuando alguien es hospitalizado se le administra mucha diamorfina (es heroína mucho más pura que la que se vende en la calle). Y la van a recetar por un largo periodo de tiempo. Si lo que creemos de la adicción es correcto, todas las personas expuestas a los ganchos químicos deberían volverse adictos, incluso entre las millones de personas hospitalizadas en todo el mundo a las que se le administra diamorfina. Se ha estudiado cuidadosamente y eso no sucede, lo cual es cuanto menos sospechoso.

Tiempo después descubrí a Bruce Alexander, un profesor de psicología de Vancouver, el cual realizó un experimento increíble que nos ayuda a comprender este tema. La idea de adicción que todos tenemos proviene, en parte, de una serie de experimentos realizados a principios del siglo XX. Estos experimentos eran muy sencillos. Consistían en colocar a una rata en una jaula y se le ofrecían dos botellas de agua. Una de las botellas contenía solo agua, y la otra era agua mezclada con heroína o cocaína. Los resultados mostraron que la rata casi siempre prefería el agua con droga y su vida terminaba bastante rápido por sobredosis. En los años 70, cuando el profesor Alexander vio esta serie de experimentos se dio cuenta de algo. Se percató de que la rata estaba en una jaula vacía y solitaria. No tenía nada que hacer excepto usar drogas. De manera que el profesor Alexander probó algo diferente y construyó una jaula a la que llamó "Parque de ratas", la cual era básicamente el paraíso para las ratas. Había queso, aposentos mullidos, túneles, ruedas de ejercicio y lo que es crucial; las ratas se encontraban en compañía mutua, no estaban aisladas. Se sabe que las ratas, al igual que los seres humanos, son seres eminentemente sociales. En esta jaula mejorada también se les puso a disposición las dos botellas de agua, una con agua normal y la otra agua con droga. Lo fascinante fue que en el parque de ratas, a las ratas no les gustaba el agua con droga. Casi nunca la tomaban. Ninguna la usó compulsivamente. Ninguna tuvo sobredosis en ese ambiente feliz y lleno de relaciones. Casi el 100% de ellas sufrieron sobredosis al estar aisladas.

Si creemos en la historia de los ganchos químicos, esto no tiene ningún sentido. El profesor Alexander empezó a pensar que había una historia diferente de la adicción. ¿Y si la adicción no tiene que ver con los ganchos químicos? ¿Y si la adicción tiene que ver con tu jaula? ¿Y si la adicción tiene que ver con tu adaptación al ambiente? Por supuesto, este experimento tiene una falla importante: el hecho de que la jaula mejorada sigue siendo una jaula, y por lo tanto sigue siendo un medio carente de libertad. Pero a pesar de ello resulta útil para entender el proceso de la adicción.

Otro profesor, Peter Cohen, dijo: "tal vez no tendríamos que llamarlo adicción. Tal vez deberíamos llamarlo conexión, o falta de ella". El ser humano tiene una necesidad natural e innata de conectarse. Pero si no pueden hacerlo (por las razones que sean), van a vincularse con algo que les dé alguna sensación de alivio. Pueden ser juegos del azar, pornografía, cocaína o cannabis. Van a vincularse con algo porque es nuestra naturaleza.

Parte esencial de la adicción (y la evidencia parece que lo sugiere), es el no poder soportar estar presentes en nuestras vidas. Y esto es muy significativo, sobre todo en lo que refiere a la "guerra contra las drogas". En casi todo el mundo se trata a los adictos mediante el castigo, la vergüenza, la estigmatización y la culpabilidad, lo cual dificulta enormemente el establecimiento de esas conexiones. Se construyen obstáculos donde deberían construirse facilidades, apoyos y afectos. Gabor Maté, un doctor en Canadá, dijo: "si quieres diseñar un sistema que empeore la adicción, deberías diseñar este".

Hay un lugar donde decidieron hacer lo contrario. En el año 2000, Portugal tenía uno de los peores problemas de drogas en Europa. Había una increíble cantidad de personas adictas a la heroína, y cada vez más y más se usaba el método estadounidense: castigaban a las personas, las avergonzaban, las marcaban, y cada año el problema era peor. Ante esa situación, se decidió crear un panel de científicos para ver cómo se podía resolver realmente el problema. Tras revisar toda la evidencia hasta el momento, este grupo de científicos dijo: "despenalicen todas las drogas, desde el cannabis hasta el crack, pero (y este es un paso crucial) coged el dinero que gastáis en aislar a los adictos y en desconectarlos, e invertidlo en reconectarlos". La meta era asegurarse de que cada adicto en Portugal tuviese algo que los hiciera dejar la cama por la mañana. Los adictos de Portugal dijeron que al redescubrir su propósito, redescubrieron sus vínculos y sus relaciones con las comunidades de las que formaban parte. Este año se cumplirán quince años desde que empezó este experimento a gran escala, y los resultados están ahí: el uso de drogas inyectables se ha reducido (de acuerdo al British Journal of Criminology), en un 50%. Tanto las sobredosis como el VIH se redujeron enormemente entre los adictos.

Estos resultados se obtuvieron llevando a cabo, sobre todo, programas masivos de empleo. Bajo el sistema capitalista, la única sociabilidad que se ha dejado intacta es el trabajo, es decir, la sociabilidad bajo control. Es en ese medio controlado donde la inmensa mayoría de personas se conectan con el resto, y es ahí donde el gobierno de Portugal actuó. Si aun a través de esta sociabilidad bajo control que es el trabajo se han logrado estos resultados tan sorprendentes, solo cabe imaginar la enorme recuperación que supondría eliminar la jaula, en lugar de limitarse a hacerla más agradable. Al igual que en el "parque de las ratas", esta experiencia (aunque no sea idílica) nos ayuda a sacar valiosas lecciones de cara al futuro.

Por supuesto que todo esto tiene una serie de implicaciones políticas bien remarcadas. Si resulta cierto que la desconexión es el motor más importante de la adicción, ¿qué hacer en un mundo diseñado para que cada cual se quede dentro de las cuatro pringosas paredes de su privacidad? Hace mucho tiempo que ha calado el discurso de que cada uno ha de buscarse "su" vida, que cada uno tiene que cuidarse o desarrollarse por sí mismo. No existe propuesta vital alguna que incluya a terceros. Nuestras metrópolis son los puntos donde se desarrolla con más eficacia estas técnicas políticas del capitalismo. Un medio en el que todo está hecho para que lo humano se relacione solamente consigo mismo y se produzca separado de las otras formas de existencia. Sobre la base de esta separación es donde opera toda adicción. A pesar de que creemos estar más conectados que nunca, estas relaciones que creemos tener son solamente una parodia de las conexiones humanas auténticas. Las ratas aisladas son mucho más propensas a desarrollar adicciones, y los seres humanos (sobre todo en Occidente) también somos cada vez más propensos a ello. La vida se parece cada vez más a una jaula aislada.

Nadie sabe lo que puede un encuentro.

El profesor Bruce Alexander dijo: "hablamos de la adicción siempre como una recuperación individual, pero necesitamos hablar más de una recuperación social". Esta tesis es tan cierta para las adicciones como lo es para el "fracaso escolar", para la criminalidad, para la depresión o para las autolesiones. El hecho de que todo esto sea un problema tan grande dentro de nuestra sociedad revela que no todo está bien en nuestro mundo colectivo, revela el estrés psicológico en masa producido por unas condiciones de existencia completamente alienadas. El gran problema de la ciencia empirista es que al ser tan determinista y reduccionista termina por abstraer a las personas vivientes y sufrientes del contexto social y político dentro del cual se desarrollan.

La cuestión social por excelencia es la de la relación con el mundo. El aislamiento, la separación entre el individuo y la comunidad, son la condición misma del funcionamiento de la maquinaria capitalista.[1]

Mientras sigamos viendo estos comportamientos adictivos como enfermedades de las cuales hay una esperanza de cura basada únicamente en cambiar el mundo interno del enfermo (mediante fármacos, terapias o castigos), en vez de derrocar el sistema estableciendo las conexiones y las solidaridades necesarias, la mayor parte de nuestros esfuerzos serán en vano. Porque lo opuesto a la adicción no es la sobriedad; es la conexión, el vínculo, el lazo.

La historia del movimiento revolucionario es, en primer lugar, la historia de los lazos que le otorgan su consistencia.

Cuando trabajo con drogodependientes, personas a las que quiero, les hago saber que no voy a juzgarles, castigarles o coaccionarles. Al contrario, trato de establecer esas conexiones interpersonales y afectivas que actúan verdaderamente como una terapia. La potencia insurreccional de nuestros cuerpos vendrá más adelante. Por ahora se tienen que establecer afectos, conexiones y solidaridades en el día a día.

Ojalá no hubiese sido necesario todo este proceso de investigación, todo este devaneo analítico que tiende a deshumanizar a quienes padecen. Ojalá hubiese sido suficiente con tener la voluntad de ayudar para efectivamente poder hacerlo. Si fuera fácil no lo llamarían lucha.

Cien años. Durante cien años hemos cantado canciones de guerra contra las personas adictas. Cantemos ahora canciones de guerra contra la civilización.

Notas

[1] Fragmento del libro ¿Chusma?, de Dell Umbria Alessi.

miércoles, 16 de septiembre de 2015

El DNI 3.0 llega a Zaragoza.

[Año 31 de la era Orwell, o lo que es lo mismo 2015, paso a paso la civilización se complejiza, jerarquiza y extiende sus redes de dominación sobre todo lo vivo, nosotras como personas vivientes bajo la democrática y ciudadana Europa lo sufrimos en nuestras carnes y mentes, y van atando sobre nosotras más cadenas. El dominio es un virus que no para de extenderse, en el siguiente artículo se habla de algo concreto pero que está enmarcado en una misma estrategia y deriva: DOMINAR TODO.

Sin más, el artículo habla por él mismo. Extraido de acá  MOAI, unas compañeras que se dedican a hacer un boletín sobre control tecnológico, biológico y social.

Besitos]

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El DNI 3.0 llega a Zaragoza.



A partir de este viernes 7 de agosto, la Oficina del DNI de Paseo Teruel de Zaragoza ha comenzado la expedición del nuevo DNI 3.0 de última generación.  Se pretende que a final de año esté implantado en todas las dependencias del DNI en Aragón. Esta nueva versión del Documento Nacional de Identidad también se está expidiendo en ciudades como Santander y Lleida.
 La principal razón de cambiar este dispositivo es la seguridad. “Si el anterior era complicado de falsificar, éste todavía lo es más". Esta nueva versión del DNI incorpora la nueva tecnología de transmisión de datos por contacto por lo que no hará falta el lector sino que una aplicación de móvil será suficiente para conocer los datos que contiene el DNI, así como "medidas invisibles" que no se han desvelado. Así se avanza en el proyecto de Policía 3.0, que permite no desplazarse hasta la comisaría para poner una denuncia, puesto que el con el uso del DNI será suficiente.
El nuevo documento incorpora un dispositivo novedoso, está diseñado con la última generación tecnológica, por la cual alberga en su memoria gran variedad de datos, pudiendo incluso consultar la vida laborar y las multas de tráfico. 
Cuando esté en pleno rendimiento, el DNI tendrá potencial para sustituir a la tarjeta sanitaria, al carnet de conducir, actuar como pasaporte si el país de destino tiene tecnología compatible. Y en general servir como firma electrónica para las transacciones por internet. Al traspasar la frontera, el lector del DNI verificará todos los datos, contrastándolos con las bases de datos existentes, realizando una comprobación rápida de la foto y la firma con su correspondiente nombre y asímismo con el resto de datos personales. Lo mismo ocurrirá con cualquier transacción electrónica que se quiera realizar con la Administración pública. 

Con este nuevo DNI el sistema de dominación da un paso más hacia el control absoluto de la vida, por un lado el control social de las personas se hace más completo pero a la vez más sutil, con el almacenamiento progresivo de datos y la facilidad para acceder a los mismo por parte del estado y sus funcionarios.


Por otro lado se avanza en el proyecto mundial de smart cities, donde se apuesta por la creación un mundo gobernado por tecnologías inteligentes donde un DNI o un teléfono sirvan para todas las acciones cotidianas (subir al metro, pagar la compra, ir en bici, al médico…), mientras siguen aportando información sobre nuestras vidas, nuestros gustos, nuestras ideas al estado y las grandes empresas. Contra el DNI 3.0, contra la megamáquina. 

domingo, 6 de septiembre de 2015

Impedir por todos los medios la recomposición de la izquierda.

Periódicamente la izquierda es derrotada. Eso nos divierte pero no es suficiente. Su derrota, la queremos definitiva. Sin remedio. Que nunca jamás el espectro de una oposición conciliable revolotee en el espíritu de aquellos que se saben inadecuados al funcionamiento capitalista. La izquierda –y esto lo admite hoy en día todo el mundo, aunque ¿nos acordaremos de ello pasado mañana?– forma parte de los dispositivos de neutralización de la sociedad liberal. Cuanto más se verifica la implosión de lo social, más invoca la izquierda “la sociedad civil”. Cuanto más actúa impune y arbitrariamente la policía, más se declara pacifista. Cuanto más se libera el Estado de las últimas formalidades jurídicas, más ciudadana se proclama. Cuanto más crece la urgencia de apropiación de los medios necesarios para nuestra existencia, más nos exhorta a esperar, a reclamar la mediación, incluso la protección, de nuestros amos. Es la izquierda la que nos prescribe hoy, frente a gobiernos que se sitúan abiertamente en el terreno de la guerra social, que nos convirtamos en sus interlocutores, que redactemos nuestras quejas, formulemos reivindicaciones, o estudiemos la economía política. De Léon Blum a Lula, la izquierda no ha sido más que eso: el partido del hombre, del ciudadano y de la civilización. Hoy, ese programa coincide íntegramente con el programa contrarrevolucionario: mantener en vigor el conjunto de ilusiones que nos paralizan. La vocación de la izquierda es expresar un sueño que solamente el imperio tiene los medios de alcanzar. Es la vertiente idealista de la modernización imperial, la válvula de escape necesaria al ritmo insoportable del capitalismo. Ya ni le hace ascos a escribirlo en las publicaciones del propio ministerio francés de la Juventud, Educación e Investigación: “En la actualidad cualquiera sabe que sin la ayuda concreta de los ciudadanos, el Estado no tendría los medios ni el tiempo necesario para lograr las obras que pueden evitar la explosión de nuestra sociedad” [1] 

Hoy, deshacer la izquierda, es decir mantener constantemente abierto el canal de la desafección social, no es solamente necesario sino posible. Somos testigos, cuando por otro lado se refuerzan a un ritmo acelerado las estructuras imperiales, del pasaje de la vieja izquierda trabajista, enterradora del movimiento obrero y surgida de él, a una nueva izquierda, mundial, cultural, de la que puede decirse que tiene al negrismo como punta de lanza. Esta nueva izquierda no termina de asentarse aún ante la reciente neutralización del “movimiento antiglobalización”. Sus nuevos engaños son vistos como tales, mientras que los viejos ya no sirven. 

Nuestra tarea es arruinar la izquierda mundial allí donde se manifieste, sabotear metódicamente, es decir, tanto en la teoría como en la práctica, cada uno de sus posibles momentos de constitución. En ese sentido, nuestro éxito en Génova no reside tanto en los espectaculares enfrentamientos con la policía o en los daños infligidos a los órganos del Estado y el Capital, como en el hecho de que la difusión de prácticas de confrontación propias al “Black Bloc” en todos los bloques de la manifestación torpedease la apoteosis anunciada por los Tute Bianche. As^[í como nuestro fracaso desde entonces se encuentra en no haber sabido elaborar nuestra posición de modo tal que esa victoria en la calle se convirtiese en algo más que en un simple espantajo agitado sistemáticamente por todos los movimientos llamados “pacifistas”. Es el actual repliegue de esta izquierda mundial en los foros sociales –repliegue debido a que ha sido vencida en la calle– lo que debemos atacar. 

[1] Ganas de actuar – La guía del compromiso. 

[2] Fragmento extraído del libro "Llamamiento y otros fogonazos". Enlace: http://www.rebelion.org/docs/87438.pdf

sábado, 29 de agosto de 2015

No somos teoría....¡Somos manada!

"Decir lo que sentimos de la manera que sepamos a las otras y escuchar lo que otras digan de sus sentimientos hacia nosotras, poner en común sentimientos, para trabajar desde ahí, gestionar, cuidar las relaciones desde lo vivencial y no teorías que a nuestro corazoncito le suena veces a esperanto, algo bonito y a alcanzar pero poco alcanzable en el AHORA.

El poder decir: sí tengo celos, tengo dependencia, me gustas mucho, te quiero, quiero mi espacio, me explota el pecho al pensar de ti... es de lo mejor que podemos hacer para crear unas relaciones más sanas, que ese abrirnos las venas no nos haga sangrar de dolor y miedos. No somos teoría.

No soy ni quiero ser el ideal de belleza y/o tener vida ideal de tu heteropatriarcado. Pero tampoco soy (pero quiero o no quiero, duda como forma de vida) el ideal teórico de anarquía relacional que esas oraciones dibujan en un papel de forma tan bella pero para mi desgracia (o no) no alcanzo a dibujar en mis relaciones en mi AHORA.

Soy yo, y parto de una educación, contexto y biología no escogidas y que tanto se aleja (me alejo) de la teoría ideal que a veces me duele. Pero no quiero eso, no quiero que duela. Quiero tiempo y espacio para desarmarme de inseguridades y construcciones sociales no elegidas ni queridas por mí. Quiero la seguridad para poder hacerlo y no acabar peor de lo que estoy ahora. Y vaya que si quiero romper cadenas.

Pero sin tener que cortarme brazos ni piernas para deshacerme de ellas. Quiero estar entera. Quiero cuidarme y desde lo que soy AHORA ir re-construyéndome día a día, cuidando (me/te/os) y desmontando lo que han hecho de mí. Ahora más que nunca quiero ser mi dueña y reina absoluta. Soberana. Pero, amores, manada (si sois mi manada me entenderéis) no me señaléis, no me juzguéis, no me impongáis ritmos ni carreras de fondo que me queman por dentro: si me falta el aire, quiero vuestro aliento no vuestro dedo acusador.

Y mimadme mucho. Y mimaros. Y quereros. Y no tener miedo a decirlo. A decir que os mimo porque sí, porque lo necesitáis, por lo que sea... y viceversa.
Escuchadme y señaladme cuando no os mole algo de mí. Yo si quiereis os escucharé. Y os señalaré lo que no me mole.

Quiero crecer con sinceridad con vosotras y sin vosotras. Sola o en manada: me quiero."

jueves, 25 de junio de 2015

El poder es logístico

El poder reside ahora en las infraestructuras.

Ocupación de la Kasba en Túnez, de la plaza Sintagma en Atenas, de la sede de Westminster en Londres durante el movimiento estudiantil de 2011, cerco del Parlamento en Madrid el 25 de septiembre de 2012 o en Barcelona el 15 de junio de 2011, motines en las afueras de la Cámara de los Diputados en Roma el 14 de diciembre de 2010, tentativa el 15 de octubre de 2011 en Lisboa de invadir la Assembleia da República, incendio de la sede de la presidencia bosnia en febrero de 2014: los lugares del poder institucional ejercen una atracción magnética sobre los revolucionarios. Pero cuando los insurrectos consiguen invadir los parlamentos, los palacios presidenciales y otras sedes de las instituciones como en Ucrania, en Libia o en Wisconsin, es para descubrir lugares vacíos, vacíos de poder y con muebles de mal gusto. No es para impedir al "pueblo" "tomar el poder" que se prohíbe tan ferozmente invadirlos, sino para impedirle darse cuenta de que el poder no reside ya en las instituciones. En ellas solo hay templos desiertos, fortalezas en desuso, simples decorados; y auténticos señuelos para revolucionarios. El impulso popular de invadir la escena para descubrir lo que pasa entre bastidores muestra propensión a ser decepcionante. Incluso los más fervientes complotistas, si tuvieran acceso a ellos, no descubrirían ningún arcano. La verdad es que el poder simplemente no es ya esa realidad teatral a la que la modernidad nos acostumbró.

Sin embargo, la verdad respecto a la localización efectiva del poder no está en modo alguno oculta; somos únicamente nosotros quienes rechazamos verla en la medida en que eso vendría a desilusionar nuestras mas confortables certezas. Basta asomarse a los billetes emitidos por la Unión Europea para percatarse de esta verdad. Ni los marxistas ni los economistas neoclásicos han podido nunca admitirlo, pero es un hecho arqueológicamente establecido: la moneda no es un instrumento económico, sino una realidad esencialmente política. Jamás se ha visto moneda que no esté adosada a un orden político susceptible de garantizarla. Es por esto, también, que las divisas de los diferentes países portan tradicionalmente la figura personal de los emperadores, de los grandes hombres de Estado, de los padres fundadores o las alegorías de carne y hueso de la nación. Ahora bien, ¿qué aparece en los billetes de euro? No figuras humanas ni insignias de una soberanía personal, sino puentes, acueductos, arcos: arquitecturas impersonales cuyo corazón está vacío. Cada europeo porta un ejemplar de la verdad respecto a la naturaleza del poder impreso en su bolsillo. Esta se formula así: el poder reside ahora en las infraestructuras de este mundo. El poder contemporáneo es de naturaleza arquitectural e impersonal, y no representativa y personal. El poder tradicional era de naturaleza representativa: el papa era la representación de Cristo en la tierra; el rey, de Dios; el presidente, del pueblo; y el secretario general del partido, del proletariado. Toda esta política personal ha muerto, y es por esto que los pocos tribunos que sobreviven en la superficie del globo nos entretienen más de lo que nos gobiernan. La plantilla de políticos está efectivamente compuesta de payasos de mayor o menor talento; de ahí el éxito fulminante del miserable Beppe Grillo en Italia o del siniestro Dieudonné en Francia. Con todo, ellos saben al menos divertirte, es incluso su trabajo. Por eso, reprochar a los políticos "no representarnos" no hace sino mantener una nostalgia, además de no decir nada nuevo. Los políticos no están ahí para eso, están ahí para distraernos, ya que el poder está en otra parte. Y es esta justa intuición lo que se vuelve locura entre todos los conspiracionismos contemporáneos. El poder está en gran medida en otra parte, fuera de las instituciones, pero sin embargo no está oculto. O si lo está, lo está como la Carta robada de Poe. Nadie lo ve porque todos lo tienen, en todo momento, ante sus ojos: bajo la forma de una línea de alta tensión, de una autopista, de una rotonda, de un supermercado o de un software de ordenador. Y si está oculto, es como una red de alcantarillas, un cable submarino, fibra óptica corriendo a lo largo de una línea de tren o un data center en pleno bosque. El poder es la organización misma de este mundo, este mundo ingeniado, configurado, diseñado. Aquí radica el secreto, y es que no hay ninguno.

El poder es ahora inmanente a la vida tal y como esta es organizada tecnológica y mercantilmente. Tiene la apariencia neutra de los equipamientos o de la página blanca de Google. Quien determina el agenciamiento del espacio, quien gobierna los medios y los ambientes, quien administra las cosas, quien gestiona los accesos gobierna a los hombres. El poder contemporáneo se ha hecho heredero, por un lado, de la vieja ciencia de la policía, que consiste en velar "por el bienestar y la seguridad de los ciudadanos", y por el otro, de la ciencia logística de los militares, después de haber convertido el "arte de mover los ejércitos" en el arte de asegurar la continuidad de las redes de comunicación y la movilidad estratégica. Absorbidos en nuestra concepción lingüística de la cosa pública, de la política, hemos continuado discutiendo mientras que las verdaderas decisiones eran ejecutadas ante nuestros ojos. Las leyes contemporáneas se escriben con estructuras de acero, y no con palabras. Toda la indignación de los ciudadanos solo puede conseguir golpear su frente aturdida contra el hormigón armado de este mundo. El gran mérito de la lucha contra el TAV en Italia consiste en haber captado con tanta claridad todo lo que se jugaba de político en una simple construcción pública. Es, simétricamente, lo que ningún político puede admitir. Como ese Bersani que replicaba un día a los "No TAV": "después de todo, solo se trata de una línea de tren, no de un bombardero". "Una construcción vale por un batallón", calculaba no obstante el mariscal Lyautey, quien no tenía competidor en "pacificar" las colonias. Si por todo el mundo, desde Rumania hasta Brasil, se multiplican las luchas contra los grandes proyectos de equipamiento, es que esta intuición está imponiéndose por sí misma.

Quien quiera emprender cualquier acción contra el mundo existente, debe partir de esto: la verdadera estructura del poder es la organización material, tecnológica, física de este mundo. El gobierno ya no está en el gobierno. Las "vacaciones del poder" que han durado más de un año en Bélgica lo atestiguan inequívocamente: el país ha podido prescindir del gobierno, de representante elegido, de Parlamento, de debate político, de asuntos electorales, sin que nada se viera afectado en su normal funcionamiento. Idénticamente, Italia marcha desde hace años de "gobierno técnico" en "gobierno técnico", y nadie se inquieta de que esta expresión se remonte al Manifiesto-programa del Partido Político Futurista de 1918, que incubó a los primeros fascistas.

El poder, ahora, es el orden mismo de las cosas, y la policía tiene a su cargo defenderlo. No resulta simple pensar un poder que consiste en unas infraestructuras, en los medios para hacerlas funcionar, para controlarlas y erigirlas. Cómo oponerse a un orden que no se formula, que se construye paso a paso y sin rodeos. Un orden que se ha incorporado en los propios objetos de la vida cotidiana. Un orden cuya constitución política es su constitución material. Un poder que se da menos en las palabras del presidente que en el silencio del funcionamiento óptimo. Cuando el poder se manifestaba por edictos, leyes y reglamentos, dejaba un asidero a la crítica. Pero no se critica un muro, se destruye o se le hace un grafiti. Un gobierno que dispone la vida a través de sus instrumentos y acondicionamientos, cuyos enunciados asumen la forma de una calle bordeada de conos y vigilada por cámaras, solo exige, la mayoría de las veces, una destrucción, a su vez, sin rodeos. De este modo, dirigirse contra el marco de la vida cotidiana se ha vuelto un sacrilegio: es semejante a violar su constitución. El recurso indiscriminado a los destrozos en los motines urbanos indica a la vez la consciencia de este estado de cosas, y una relativa impotencia frente a él. Desgraciadamente, el orden enmudecido e incuestionable que materializa la existencia de una parada de autobús no cae hecho pedazos cuando esta es destruida. La teoría de las ventanas rotas continúa vigente cuando se han roto todos los escaparates.

Toda Constitución es papel mojado; la verdadera Constitución es técnica, física, material. La escriben quienes diseñan, construyen, controlan y gestionan la infraestructura técnica de la vida, las condiciones materiales de existencia. Por supuesto no se trata de "adueñarse" o "apoderarse" de la organización técnica de la sociedad (este fue uno de los grandes errores de la Revolución Rusa), sino de subvertirla, transformarla, reapropiársela, hackearla.

Nota

Fragmento extraído de "A nuestros amigos", del Comité Invisible.

miércoles, 18 de marzo de 2015

pattrice jones. El activismo radical y la práctica antiespecista. -Annalisa Zabonati






pattrice jones, rigurosamente con iniciales en minúscula, significa rebelión y horizontalidad. Es una activista ecovegana, feminista y anarquista, como ella misma se define, que desde finales de los años 70 ha comenzado a preocuparse por los derechos de las personas homosexuales y el antiracismo. En el 2000 ha co-fundado un santuario llamado Eastern Shore Sanctuary and Education Center (ahora Vine Sanctuary  http://vine.bravebirds.org/ Vine es el acrónimo de Veganism is the Next Evolution), en Maryland. En los últimos años ha coordinado la Global Hunger Alliance, una organización internacional que recoge varias asociaciones que combaten la cría intensiva y apoyan buscar y estudiar soluciones veganas para evitar el hambre y la sed en el mundo. Sus campos de estudio son el racismo, el sexismo, el especismo, la homofobia y la explotación ambiental; pero también la cooperación, la gestión de las emociones ante la muerte y el estrés, la cura de los traumas psicológicos.

Algunas de sus conceptualizaciones son expresiones directas de su experiencia como activista, por ejemplo el principio de 'Explotación de género de los animales (gendered form of animal exploitation)' y de 'Rehabilitación de los animales de pelea (rehabilitation)', sobre los gallos de pelea que rescata en su centro. Para 'Explotación de género de los animales' pattrice jones tiene la intención de proyectar los estereotipos que los humanxs dirigen a otrxs humanxs, interpretando tal cliché como expresiones naturales de los roles sexuales. Esto es definido por jones como la construcción social de género sobre los animales, incluyendo por ejemplo el prejuicio de agresividad que hay sobre los gallos, fanfarrones y prepotentes en cuanto machos. El tratamiento de rehabilitación, en cambio, proporciona el conocimiento de las características personales y desmantela el prejuicio negativo contra estos animales, primero abusados, y después explotados en la lucha y finalmente, si sobreviven al combate y a las prohibitivas condiciones de vida, asesinados; eliminando su capacidad de vivir pacíficamente y no dándoles la posibilidad de que encuentren otro modo de experimentar y existir.

Uno de los núcleos centrales de las discriminaciones es para pattrice jones el sexismo, entendido como la confusión entre el sexo (macho-hembra) y el género (hombre y mujer), que forma un sistema que asigna determinadas características propias en base al sexo y al género. Son categorías construidas socialmente pero interpretadas como naturales, y quien se aparta de ellas se considera 'antinatural'. Pero la cultura sexista  va más allá, usan los animales para entrometerse entre sexo y género, así algunos comportamientos considerados típicos de una persona perteneciente a un sexo biológico se asignarán como absolutas a este género. Al confrontarlo con los animales se produce una actitud perjudicial, proyectando en sus comportamientos, los estereotipos sexistas.

Como se puede ver, entonces, el pensamiento de pattrice jones define el especismo como parte de un sistema de discriminación que contempla el racismo, sexismo, homofobia, clasismo, sólo por citar algunxs. Su activismo sigue tratando de construir puentes entre el movimiento de liberación de los animales y otros movimientos humanxs radicales y sociales, convencida de que el movimiento animalista (entendiendo esto como las distintas ramas de las que se compone el movimiento, del proteccionismo al liberacionismo) debe evolucionar políticamente también sobre temas ambientales y sociales, así como los movimientos ambientales y sociales deben incluir como luchas propias la cuestión animal y de las mujeres.

Las opresiones, conectadas entre sí, se refuerzan, y a veces crean híbridos que pueden ser peores que los originales, como en el caso por ejemplo del VIH y del SIDA, de las zoonosis y pandemias como la aviar y la gripe porcina. Todas las formas de discriminación que implican a los animales como productores y transmisores de enfermedades.



(sistema de intersección de las discriminaciones, pattrice jones en http://vine.bravebirds.org/connections/)


pattrice jones tiene una gran experiencia como psicóloga, trabajadora social, educadora y como activista social y política, es por esto que ha podido ofrecer un análisis pragmático de temas tan complejos como el especismo, sexismo, homotransfobia y la intersección entre varias formas de opresión. En su breve ensayo 'Strategic Analysis of Animal WelfareLegislation: A guide for the Perplexed' trata de encontrar y proponer un camino contra la multidimensionalidad del enfoque a la cuestión animalista, que proporciona por un lado el momento de liberación, y por otro lado los posibles cambios sobre la legislación, que contemplan siempre un mayor reconocimiento de los derechos de los animales, aunque expresados siempre por un sistema especista. Recomienda así a todxs aquellxs que se ocupan del animalismo, que valoren la situación caso por caso, de tener un enfoque práctico a las propuestas y análisis, de atenerse al deber y al deseo de lxs no humanxs más que al de lxs humanxs. Apoya cualquier cambio que produzca un menos sufrimiento de los no humanxs, y rechaza cualquier apoyo a cada forma de explotación de los animales también cuando se trata de una forma más 'humana' de tratarlos. Por eso sugiere que deben llevarse a cabo tácticas diversas dentro de una trama que tenga un objetivo último, se deben boicotear empresas, multinacionales, instituciones así como productos del capitalismo de la lógica patriarcal, del sufrimiento y maltrato animal que forman parte de la enorme máquina de la agroindustria, así como acciones directas con la contrainformación crítica.

Esto permitiría poder reducir la demanda de productos de origen animal, impulsando una educación vegana pero también realizar acciones directas considerando que los animales existen, viven y sufren. Consciente de que permanecen en un estado de sufrimiento porque pagan la consecuencia de la actitud de muchxs activistas que demasiado a menudo teorizan y no actúan. Una postura firme que resulta incómoda para todxs aquellxs que se consideran lxs únicxs depositarixs de la 'verdad antiespecista y liberacionista'. Lxs activistas animalistas también deberían

encontrar soluciones creativas a los conflictos, evitando los argumentos que dividen y que, en cambio, favorezcan la cooperatividad para conseguir un ambiente común, para encontrar los hechos que puedan resolver las diferencias, conseguir el consenso, donde sea posible, y aceptar que los aliados pueden estar en desacuerdo sobre las teorías hasta ahora indemostrables.

pattrice jones afirma con determinación que no sólo los animales tienen el derecho de la autodeterminación, sino que también lxs activistas deben defender los derechos de los animales, porque los animales quieren ser libres y que se alivie su sufrimiento. Por esto se apela a todxs lxs que se preocupan por los animales afirmando que
el bienestar animal y la liberación no deben ser proyectos separados. [...] Es el momento de dejar de lado las diferencias basadas en la teoría, para actuar por los animales de ahora en el mundo real [4].

pattrice jones es feminista y relaciona los vínculos entre el sexismo y el especismo, evidenciando el uso de los cuerpos femeninos humanos y los no-humanos sea por la perversión de los ciclos reproductivos[5], por la explotación de las hembras de otra especie por las hembras humanas (como ejemplo la extracción de los principios activos del Premarin de hembras, usado para "curar" la menopausia de las humanas). El Patriarcado y el pastoreo[6] están estrechamente relacionados y uno refuerza al otro, perpetuando la ideología y la practica del sufrimiento y el dominio. Ejemplo de esta hegemonía androantropocéntrica es el consumo de leche de vaca (y de de leche de hembras de otras especies) cuyo uso masivo, por numerosas fuentes médicas, es indicada contra el cáncer de mama; las agresiones sexuales como una forma de expresión del poder, que todas las humanas experimentan alguna vez en su vida, como las experimentan no-humanas sometiéndolas sexualmente, pero también controlando su reproducción y sus cuerpos; los estereotipos sexuales, como se mencionó anteriormente, que se ve la deformación de algún comportamiento específico de protección de la especie, interpretado según los esquemas machistas humanos; la violencia doméstica, que a menudo incluye la violencia también sobre los animales presentes en la casa del maltratador con el fin de intimidar, traumatizar y controlar a la mujer; los huevos como indicio explícito del control y la explotación reproductica, extrema forma de fusión del predominio sobre los cuerpos de las mujeres. Estas son solo algunas de las macroscópicas intersecciones de las opresiones, que pattrice jones detecta, indicando vivamente que no se puede ignorar ni el feminismo y el especismo, ni el animalismo y el sexismo.

Añade que el sexismo, especismo y explotación ambiental a menudo están separados, y sólo de vez en cuando se reconocen las conexiones entre los "problemas" pero
En realidad, son sólo síntomas diferentes de la misma violación. No obstante, aún no teniendo una palabra para esta injuria, la reconocemos cuando la observamos[7].

El núcleo de la cuestión es el constante y difuso mecanismo de alienación, separación y disociación, que separa lxs humanxs de todo lo que le rodea. Para tener un efecto de supremacía se utiliza también la construcción de fronteras artificiales que favorecen la discriminación entre sí y lxs otrxs, sean quienes sean esxs otrxs[8], facilitando la opresión, explotación y maltrato. Las relaciones son deformadas hasta el punto de no reconocer el origen común de todos los seres vivientes, rechazando la necesidad de respetar un ecosistema capaz de dar cabida a todxs. Es así que se destruyen y cortan todos los lazos con la tierra, con los otros animales y entre lxs mismxs humanxs. El paradigma sobre el que se sustentan estos resultados catastróficos son la alienación y el desarraigo, que perpetúan el ciclo de la violación y la separación, base de todas las formas de esclavitud. Para salir de los grilletes de la confusión que se genera cada vez que se habla de violencia, tendiendo a justificar la propia y a rechazar la de lxs demás, jones sugiere distinguir entre violencia y fuerza y contextualizar las acciones. En este sentido, entonces:
Primero unx tiene que preguntarse si la acción está cercana al resultado que se quiere conseguir, y sucesivamente seguirse preguntando si el mismo resultado se puede conseguir rápidamente y con seguridad, mediante otros medios. Pero también hay que preguntarse si la fuerza usada es proporcional al daño que provocaremos, para corregir o prevenirlo[9].

Otro aspecto significativo de su pensamiento, es la posición libertaria, que expresa afirmando que los no-humanxs se organizan en comunidad y cooperan en tareas complejas sin el deber de contratos, acuerdos y constituciones[10], sabiendo de modo natural aquello que lxs humanxs deben pensar, estudiar, confirmar, a través de las ideas anarquistas. Por eso pattrice jones dice que:

Si queremos realizar nuestros sueños en pos del anarquismo, debemos estudiar la anarquía como se manifiesta en la práctica, es decir, aprender de los animales y de otros sujetos marginales[11].

Pero no se detiene aquí, también propone una reinterpretación de los principios de la "liberación", afirmando que la libertad es parcial, si no falsa, si incluye la separación del individio del resto de la comunidad y del ecosistema. Cada grupo formula las reglas de supervivencia que permitan equilibrar cada necesidad individual con las necesidades colectivas y ambientales. En este sentido jones reconoce el "anarquismo natural", lo que podría ser descrito como arquetipo, no como la liberación de las obligaciones, sino más bien como una liberación de las limitaciones injustas o antinaturales. Humanxs, no humanxs y el medio ambiente, son así todxs los elementos de un mismo conjunto relacionado, para llegar a la liberación y un proceso de restablecimiento de las relaciones, después de un proceso conectivo.

Para hacer esto, debemos ser "puentes":

Todxs hablar de construir puentes entre los movimientos, pero pienso que debemos ir más allá. Aquellxs de nosotrxs que quieran cubrir la brecha entre el movimiento de liberación animal y el movimiento por la paz, la justicia y la liberación humana, deben ser los puentes que imaginamos. Así como los puentes deben extenderse y soportar peso, también nosotros debemos extendernos y soportar las dificultades.



Referencia bibliográfica:

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jones pattrice, “Fear of Feeling: Trauma and Recovery in the Animal Liberation Movement”, in Satya Magazine, june-july 2005, trad. it. “Paura dei sentimenti: trauma e guarigione nel movimento di liberazione animale”, in http://asinusnovus.net/2013/11/29/paura-dei-sentimenti-trauma-e-guarigione-nel-movimento-di-liberazione-animale/2013.
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Anotaciones:
[2]     jones pattrice, Strategic Analysis of Animal Welfare Legislation A Guide for the Perplexed, Strategic Analysis Report, Eastern Shore Sanctuary & Education Center, August 2008
[5]     jones pattrice, “Their Bodies, Our Selves: Moving Beyond Sexism and Speciesism”, in Satya Magazine, jan. 2005.
[6]     Cfr. Zabonati, Annalisa (2013), “Patriarcado y pastoralismo: las raíces comúnes del dominio”, Actas del Congreso Internacional Género y Cultura de la Sostenibilidad, in corso di pubblicazione.
[7]     jones pattrice, “Stomping with the Elephants: Feminist Principles for Feminist Solidarity. Feminist Principles for Radical Solidarity”, in Steve Best – Anthony J. Nocella II. (Eds.), Igniting a Revolution: Voices in Defense of the Earth, Ak Press, Oakland-Edinburgh, 2006, pp. 319-334, p. 321 (trad. a mia cura).
[8]     Idem.
[9]     Idem, p. 324 (trad. a mia cura).
[10]   jones pattrice, “Free as a Bird. Natural Anarchism in Action”, in Randall Amster et alii (Eds.),  Contemporary Anarchist Studies. An Introductory Anthology of Anarchy oin the Academy, Routledge, New York, pp. 236-246.
[11]   jones pattrice, “Free as a Bird. Natural Anarchism in Action”, op. cit., p. 238 (trad. a mia cura).
[12]   jones pattrice, “Of Brides and Bridges: Linking Feminist, Queer, and Animal Liberation Movements”, in Satya Magazine, june-july 2005, trad. it. “Unioni e ponti: le connessioni tra i movimenti femministi, queer e di liberazione animale”, in http://anguane.noblogs.org/?p=198, 2011.


















domingo, 8 de marzo de 2015

Aquí y ahora

En materia de cambio social radical, todo gira entorno a la irreversibilidad que es capaz de producir dicho cambio, en anular los elementos que sostienen el problema social. Y dicha irreversibilidad presupone un grado necesario de autonomía propia, de lugares comunes ajenos a los flujos que circulan a través de todo el imperio de la mercancía. La destrucción nunca fue suficiente, ya que todo reside en el modo. Existen maneras de destruir que de forma inevitable provocan el retorno de lo que se ha destruido. La cuestión se reduce a cómo hacer.

Puntos estratégicos básicos:

Nº1. Auto-organización local: Dentro de este punto se encuentra cualquier práctica que ayude a la comunidad a deshacerse de la dependencia de la que somos rehenes. Dependencia de sus mercancías, de sus medicinas, de su agricultura o de su policía. Por lo tanto, constituirse en comunas, en okupaciones, grupúsculos, bandas, centros... es el primer paso para terminar con la impotencia individual a la que nos vemos abocados a menudo. Las personas que convivan, que den vida a estas comunas tienen que basar sus relaciones en la amistad. No en programas definidos y bien catalogados, sino en la amistad sincera, en la comunidad. La amistad es el requisito básico del triángulo común-comunidad-comunismo. Ello se deriva del siguiente principio epistemológico: la historia del movimiento revolucionario es, en primer lugar, la historia de los lazos que le otorgan su consistencia. Poner en común, por lo tanto, los conocimientos, los materiales y las prácticas. Organizarse a nivel local de tal modo que se haga retroceder la cartografía estatal mediante las complicidades necesarias, mediante las solidaridades materiales, políticas y afectivas que permitan romper con nuestra dependencia. ¿Cómo organizarse para que no sea preciso trabajar dentro del sistema productivo capitalista? ¿Cómo convivir sin aplastarnos mutuamente? ¿Cómo hacerse entender ante los demás? Son preguntas que únicamente pueden hallar respuesta en la práctica común. La auto-organización tiene que preocuparse constantemente de aumentar su extensión en el territorio (aunque con precaución de no producir una sobre-extensión; hacerlo conforme las fuerzas materiales lo permitan) y de profundizar los núcleos ya creados. Entre los intersticios de las diferentes agrupaciones, entre las solidaridades creadas y consolidadas, entre las muchas amistades surgidas a partir de un objetivo común, es también preciso crear unas vías de comunicación propias. Terminar con la dependencia de los mass media para comunicar, porque en el momento que un movimiento cualquiera (véase 15M) se adhiere a sus vías de comunicación, este movimiento muere nada más los medios dejan de darle voz. Se trata, por lo tanto, de crear una pluralidad de mundos antagonistas al mundo presente, al mundo que solamente gestiona su propia obsolescencia. Los medios para sacar adelante las comunidades pasarán tanto por la propia voluntariedad de los integrantes como por el saqueo, las estafas y el pillaje. No respetamos la propiedad porque esta es el mayor de los robos. Reapropiarse, reconstituirse. Sonsacar de su embalaje moralista las técnicas y los conocimientos. Se trata de saber pegarse, saltar cerraduras, curar fracturas además de anginas, construir un emisor de radio pirata, montar comedores en la calle; en definitiva, reunir los saberes dispersos y constituir una agronomía de guerra. Estar en movimiento constante; no caer en el aislamiento dentro de una okupación porque puede morir de autarquía al no saber establecer las solidaridades necesarias. Participar también en los "movimientos sociales/ciudadanos" más amplios solamente para radicalizarlos. En última instancia la alternativa no está entre la espera y el activismo, entre participar en los "movimientos sociales" o formar una vanguardia armada, sino entre organizarse o resignarse. Organizar la autodefensa: tomar ejemplo de los Black Panther. Ellos/as también se dotaron de estos lugares comunes a la vez que añadieron su faceta político-militar, su prensa autónoma, las diez mil comidas que repartían diariamente, las clases gratuitas de derecho, economía, autodefensa y primeros auxilios. Se convirtieron hasta tal punto en una amenaza real que el Estado tuvo que mandar a los servicios especiales para masacrarlos. Resolver el problema del abastecimiento es de vital importancia tanto para no depender de sus flujos como para poder atacar posteriormente sus infraestructuras sin que ello derive en perjuicio alguno. Los que hablan de revolución sin hablar de armas y abastecimiento llevan ya un cadáver en brazos. Una escalada insurreccional no puede ser otra cosa, pues, que una multiplicación de comunas, su conexión y articulación. La determinación de organizarse materialmente.

Nº2. Bloqueo: Bloquearlo todo es en adelante la primera acción de cualquiera que se encuentre contra el orden presente. El bloqueo físico tiene que desarrollarse paralelamente a la auto-organización. Esto quiere decir: bloquear la economía, pero adaptar nuestra potencia de bloqueo a nuestro nivel de auto-organización. Se trata de convertir en habitable una situación de excepción, poblar el bloqueo con deseos distintos a los de la normalidad. La interrupción del flujo de mercancías es la mejor garantía para arruinar al imperio. A causa del bloqueo, es necesario tener el problema del abastecimiento resuelto. Como decía; terminar con nuestra dependencia, poner en común los medios de subsistencia mediante las solidaridades necesarias y bloquear físicamente la circulación de mercancías. Bloquear todo porque no se depende ya de la circulación general, donde no se depende ya de la circulación general porque se está organizando localmente para bloquearlo todo. Se trata de terminar con su movimiento permanente. La economía americana, por ejemplo, es tan dependiente de los flujos provenientes de Asia que el costo del bloqueo sería de un millón de euros diarios. Por diez millones se puede hacer vacilar a la mayor potencia económica mundial. Si la acción se prolongase un mes más, estaríamos asistiendo por fin a su colapso. Únicamente se tiene que detener el movimiento frenético de la máquina para constatar su muerte. Puertos, aeropuertos, trenes, universidades, autopistas, fábricas, hoteles, repetidores eléctricos... todo es susceptible de ser bloqueado. Bloquear la producción es también bloquear la circulación. La principal precaución es que no se puede tratar de bloquear más de lo que permite la capacidad de abastecimiento y de comunicación de los insurgentes, de la organización eficaz de las diferentes comunas. ¿Cómo alimentarse una vez todo está paralizado? Alcanzar el grado de auto-organización necesario implica apropiarse de sus medios de producción; dejar al dos por ciento el encargo de producir los alimentos de los demás es una estupidez tanto histórica como estratégica. Por lo demás, sostenemos el sabotaje como el elemento fundamental: mínimo riesgo a la hora de actuar, mínimo tiempo invertido, máximo daño producido. Informaciones y energía circulan a través de redes de cables que es posible atacar y paralizar. Bloquear, por lo tanto, para catalizar el derrumbamiento, para permitir que las formas de vida sometidas puedan desarrollar su potencial, para tomar las riendas de nuestras vidas y para terminar con la dependencia absoluta que padecemos.

Nº3. Ataque a la policía: El territorio actual es el producto de varios siglos de operaciones policiales. Se ha expulsado a la gente fuera de sus campos, después de las calles, después fuera de sus barrios y finalmente fuera de los patios de sus edificios, con la ingenua esperanza de contener cualquier vida entre las cuatro pringosas paredes de la privacidad. Algunas de estas cosas sucedieron hace tanto tiempo que no las recordamos, pero estamos rodeados de sus consecuencias. No es una locura afirmar que vivimos bajo ocupación policial. Las redadas de sin-papeles en plena calle, los coches camuflados surcando las calles, la pacificación de los barrios con técnicas forjadas en las colonias, las declamaciones de los ministros contra las "bandas"... todo ello nos lo recuerda cotidianamente. No entraremos aquí en materia de que los ciudadanos son los primeros colaboradores con la policía. Vigilar a los vecinos, denunciar de forma anónima, sospechar de cualquier práctica fuera de lo esperado... cada vez son más los instrumentos puestos en marcha para convertirse en un chivato al servicio del poder. Antes de atacar al policía con uniforme es necesario atacar al "policía interno" que en mayor o menor medida todos y todas llevamos dentro; son las ruinas que esta sociedad ha dejado en nosotros. ¿Cómo enfrentarse ante una organización armada que posee medios y recursos casi ilimitados? ¿Cómo hacer frente a un ejército con entrenamiento militar? Sostenemos lo mismo que en su momento practicaron los insurrectos rusos (y que ha demostrado su validez en infinitud de ocasiones, siendo el ejemplo más representativo la guerra de Vietnam, donde unas pocas guerrillas vencieron al ejército más poderoso del mundo)

«Regla principal: no actuar en masa. Conducid una acción de a tres o de a cuatro como máximo. El número de los pequeños grupos debe ser lo más grande posible y cada uno de ellos debe aprender a atacar y desaparecer velozmente. La policía trata de aplastar a un grupo de miles de personas con un solo grupo de cien cosacos. Es más fácil enfrentar a un centenar de hombres que a uno solo, especialmente si éste golpea por sorpresa y desaparece misteriosamente. La policía y el ejército no tendrán poder si Moscú se cubre de estos pequeños destacamentos inaferrables. Nuestras fortalezas serán los patios internos de cualquier lugar desde el cual sea accesible golpear y fácil salir. Si tuvieran que tomar estos lugares, no encontrarían a nadie y perderían gran cantidad de hombres. Es imposible para ellos agarrarlos a todos porque deberían, para esto, llenar cada casa de cosacos» [Aviso a los insurrectos. Moscú, 11 de diciembre de 1905]

Que se conviertan en metódicas, pues, y que los incivilizados se agrupen en una guerrilla difusa, eficaz, que nos devuelva a nuestra indisciplina primordial. Es esencial, por lo tanto, mantener el anonimato en todo momento. Operar en las sombras para que el poder no nos capte como fuerza hasta el último momento, porque en caso contrario seremos aplastados sin demora. Una vez ingresados en la visibilidad tenemos el tiempo contado; o somos capaces de dar la estocada final o la represión caerá duramente sobre cualquiera. Liberar territorios de la ocupación policial; pero asegurarse de que el espacio liberado sea habitado. De nuevo, adaptar la extensión del territorio a las capacidades materiales de las comunas, a la auto-organización local. 

Se ha vislumbrado en el bloqueo de la economía, en el aniquilamiento de la policía y en la auto-organización local el destello de una vida histórica a la que nada nos hará renunciar, pase lo que pase. Si la economía está bloqueada, la policía está neutralizada y las personas son capaces de vivir mediante la auto-organización a pesar de (o gracias a) la situación de excepción, solamente es cuestión de tiempo que todo termine por desmoronarse definitivamente.

Asumimos con serenidad el proyecto y todas las complicaciones asociadas a él. Asumimos que este trabajo vivo conllevará como mínimo el paso de toda una generación. Asumimos el carácter fundamentalmente criminal en cada una de nuestras acciones.

¡Todo el poder a las comunas!

Nota


El presente texto tiene como única función la de orientar la práctica revolucionaria. Se puede concretar en muchos sentidos, se puede modificar para adaptarlo a la realidad inmediata, se puede matizar, se puede criticar y profundizar, pero por cuestión de extensión solamente se pretende establecer una serie de pautas mínimas a la hora actuar. Toda crítica, comentario, alusión, es bienvenido porque el conocimiento también ha de ponerse y debatirse en común.