jueves, 12 de diciembre de 2013
Testificación de Peter Daniel Young, del Frente de Liberación Animal.
miércoles, 13 de noviembre de 2013
Una gran resaca. Breve resumen de la evolución de la sociedad y el trabajo. (I)
Este texto es la traducción de http://www.correcotia.com.br/bolobolo/principal.htm Espero que os guste. (Mi opinión no tiene por qué coincidir con lo que traduzca, como en este caso).
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Vivir en este planeta no es tan agradable como podría ser. Es cierto que alguna cosa no salió bien en la Tierra, ¿pero el qué? Tal vez fue un equívoco fundamental cuando la Naturaleza (o cualquier quienquiera que haya sido) decidió poner en práctica la idea de “Ser humano”. Ahora bien, ¿por qué debería ese animal andar sobre dos piernas y comenzar a pensar? Pero bueno, en cuanto a eso no hay mucha elección, tenemos que aprender a lidiar con ese error de la naturaleza, es decir, nosotrxs mismxs. Los errores existen para aprender de ellos.
En tiempos prehistóricos el negocio no parecía tan malo. Durante el Paleolítico, 50.000 años atrás, éramos muy pocxs. Había comida abundante (caza y recolección), y sobrevivir exigía solo un tiempecito de trabajo con esfuerzos modestos. Coger raíces, castañas o moras (no olvidar los hongos) y matar (o mejor, coger con la arapuca* N.T.: especie de trampa) conejos, canguros, peces, pájaros… llevaba dos o tres horas al día. Repartíamos la carne y los frutos con lxs otrxs y pasábamos el resto del tiempo durmiendo, soñando, bañándonos en el mar o en una cascada, follando o contando historias. Algunos de nosotros comenzamos a pintar las paredes de las cavernas, a tallar huesos y troncos, a inventar nuevas trampas y canciones.
Deambulábamos por los campos en grupos de veinticinco, más o menos, con un mínimo de bagaje y pertenencias. Preferíamos climas suaves, como el de África, y no había civilización para expulsar a gente en dirección a los desiertos, tundras y montañas. El Paleolítico debe haber sido un buen negocio, como acreditan los recientes hallazgos arqueológicos. Por eso es que nos quedamos en él durante miles de años, un periodo largo y feliz comparado con los dos siglos de la actual pesadilla industrial.
Entonces alguien comenzó a juguetear con plantas y semillas e inventó la agricultura. Parecía una buena idea: no teníamos que andar más buscando vegetales. Pero la vida se hizo más complicada y trabajosa. Estábamos obligadxs a estar en el mismo sitio durante meses, a guardar semillas para la siguiente plantación, a planear y ejecutar el trabajo en los campos. Y necesitábamos defender las tierras de nuestrxs primxs nómadas, cazadores y recolectores que insistían en que todo pertenecía a todo el mundo.
Comenzaron los conflictos entre artesanos, cazadores y pastores. Fue preciso explicar a lxs otrxs que habíamos trabajado para acumular nuestras provisiones, y ellxs ni tenían una palabra para trabajo.
La planificación, la reserva de comida, la defensa, las cercas, la necesidad de organización y autodisciplina abrieron camino para organismos sociales especializados como iglesias, mandos, ejército. Creamos religiones con rituales de fertilidad para mantenernos convencidxs de nuestra nueva elección de vida. La tentación de volver a la libertad de cazadorxs y recolectorxs debe haber sido una amenaza constante; y, fuera con patriarcado o matriarcado, estábamos a camino de la institución, familia y propiedad.
Con el crecimiento de las antiguas civilizaciones de Mesopotamia, India, China y Egipto, el equilibrio entre los humanos y los recursos naturales estaba definitivamente arruinado. Se programó así un futuro obstaculizado. Organismos centralizadores desarrollarían su propia dinámica; volviéndonos víctimas de nuestra creación. En vez de un par de horas por día, trabajábamos diez o más en los campos y construcciones de faraones y césares. Moríamos en sus guerras, éramos deportadxs como esclavxs cuando querían, y quien tratase de volver a la libertad anterior era torturadx, mutiladxs o asesinadx.
Con el inicio de la industrialización las cosas no mejoraron. Para chafar las rebeliones de lxs campesinxs y la creciente independencia de lxs artesanxs en las ciudades, se introdujo el sistema de fábricas. En vez de capataces y látigos, usaban máquinas. Ellas comandaban nuestro ritmo de acción, castigando automáticamente con accidentes, manteniéndonos bajo control con bastos golpes. Una vez más el progreso significaba trabajo y más trabajo, en condiciones aún más asesinas. La sociedad entera, en todo el planeta, estaba transformándose en una enorme Máquina de Trabajo. Y esa Máquina de Trabajo era al mismo tiempo una Máquina de Guerra para cualquiera que -de dentro o de fuera- osase oponerse. La guerra se volvió industrial, como el trabajo; de hecho, paz y trabajo nunca fueron compatibles. No se puede aceptar la destrucción por el trabajo y evitar que la misma máquina mate a lxs otrxs; no se puede rechazar la propia libertad sin amenazar la libertad ajena. La Guerra se tornó absoluta con el Trabajo.
La nueva Máquina de Trabajo creó grandes Ilusiones sobre un futuro mejor. Al fin y al cabo, si el presente era tan miserable, el futuro solo podía ser mejor. Asimismo, las organizaciones de trabajadores se convencieron de que la Industrialización establecería las bases para una sociedad más libre, con más tiempo disponible, más placeres. Utópicos, socialistas y comunistas acreditaron la industria. Marx pensó que con esa ayuda lxs humanxs podrían cazar, hacer poesía, gozar la vida nuevamente. (¿Para qué tanta vuelta?) Lenin y Stalin, Castro y Mao y todxs lxs otrxs pedirán Más Sacrificio para construir la nueva sociedad. Pero aún el mismo socialismo no pasaba de ser un nuevo truco de la Máquina de Trabajo, extendiendo su poder a las áreas donde el capital privado no llegaría. La Máquina de Trabajo no importa si manejada por multinacionales o por burocracias de Estado, su objetivo es siempre el mismo: robar nuestro dinero para producir acero.
La Máquina del Trabajo y de la Guerra arruinó definitivamente esta nave que es la Tierra y su destino natural. Los medios naturales (selvas, bosques, lagos, mares) están en pedazos; nuestrxs amiguitxs (ballenas, tortugas, tigres, águilas) están siendo exterminadxs o amenazadxs; el aire (humo, lluvia ácida, residuos industriales) está contaminado y perdió todo el sentido de equilibrio; las reservas (combustibles fósiles, carbón, metales) se está agotando; y se está preparando (holocausto nuclear) la completa autodestrucción. No somos capaces de alimentar a todxs lxs pasajerxs de esta nave averiada. Estamos tan nerviosxs e irritables que estamos preparadxs para los peores tipos de guerra: nacionalistas, raciales o religiosas. Para muchxs de nosotrxs, el holocausto nuclear no es una amenaza, es la bienvenida liberación del miedo, del tedio, de la opresión y la esclavitud.
Tres mil años de civilización y doscientos de acelerado progreso industrial dejarán a la gente con una enorme resaca. La economía se tornó un objetivo en sí misma, y casi nos ha tragado. Este hotel aterra a sus huéspedes. Aún la gente siendo siendo huésped y anfitrióna a la vez.
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Una gran resaca
Vivir en este planeta no es tan agradable como podría ser. Es cierto que alguna cosa no salió bien en la Tierra, ¿pero el qué? Tal vez fue un equívoco fundamental cuando la Naturaleza (o cualquier quienquiera que haya sido) decidió poner en práctica la idea de “Ser humano”. Ahora bien, ¿por qué debería ese animal andar sobre dos piernas y comenzar a pensar? Pero bueno, en cuanto a eso no hay mucha elección, tenemos que aprender a lidiar con ese error de la naturaleza, es decir, nosotrxs mismxs. Los errores existen para aprender de ellos.
En tiempos prehistóricos el negocio no parecía tan malo. Durante el Paleolítico, 50.000 años atrás, éramos muy pocxs. Había comida abundante (caza y recolección), y sobrevivir exigía solo un tiempecito de trabajo con esfuerzos modestos. Coger raíces, castañas o moras (no olvidar los hongos) y matar (o mejor, coger con la arapuca* N.T.: especie de trampa) conejos, canguros, peces, pájaros… llevaba dos o tres horas al día. Repartíamos la carne y los frutos con lxs otrxs y pasábamos el resto del tiempo durmiendo, soñando, bañándonos en el mar o en una cascada, follando o contando historias. Algunos de nosotros comenzamos a pintar las paredes de las cavernas, a tallar huesos y troncos, a inventar nuevas trampas y canciones.
Deambulábamos por los campos en grupos de veinticinco, más o menos, con un mínimo de bagaje y pertenencias. Preferíamos climas suaves, como el de África, y no había civilización para expulsar a gente en dirección a los desiertos, tundras y montañas. El Paleolítico debe haber sido un buen negocio, como acreditan los recientes hallazgos arqueológicos. Por eso es que nos quedamos en él durante miles de años, un periodo largo y feliz comparado con los dos siglos de la actual pesadilla industrial.
Entonces alguien comenzó a juguetear con plantas y semillas e inventó la agricultura. Parecía una buena idea: no teníamos que andar más buscando vegetales. Pero la vida se hizo más complicada y trabajosa. Estábamos obligadxs a estar en el mismo sitio durante meses, a guardar semillas para la siguiente plantación, a planear y ejecutar el trabajo en los campos. Y necesitábamos defender las tierras de nuestrxs primxs nómadas, cazadores y recolectores que insistían en que todo pertenecía a todo el mundo.
Comenzaron los conflictos entre artesanos, cazadores y pastores. Fue preciso explicar a lxs otrxs que habíamos trabajado para acumular nuestras provisiones, y ellxs ni tenían una palabra para trabajo.
La planificación, la reserva de comida, la defensa, las cercas, la necesidad de organización y autodisciplina abrieron camino para organismos sociales especializados como iglesias, mandos, ejército. Creamos religiones con rituales de fertilidad para mantenernos convencidxs de nuestra nueva elección de vida. La tentación de volver a la libertad de cazadorxs y recolectorxs debe haber sido una amenaza constante; y, fuera con patriarcado o matriarcado, estábamos a camino de la institución, familia y propiedad.
Con el crecimiento de las antiguas civilizaciones de Mesopotamia, India, China y Egipto, el equilibrio entre los humanos y los recursos naturales estaba definitivamente arruinado. Se programó así un futuro obstaculizado. Organismos centralizadores desarrollarían su propia dinámica; volviéndonos víctimas de nuestra creación. En vez de un par de horas por día, trabajábamos diez o más en los campos y construcciones de faraones y césares. Moríamos en sus guerras, éramos deportadxs como esclavxs cuando querían, y quien tratase de volver a la libertad anterior era torturadx, mutiladxs o asesinadx.
Con el inicio de la industrialización las cosas no mejoraron. Para chafar las rebeliones de lxs campesinxs y la creciente independencia de lxs artesanxs en las ciudades, se introdujo el sistema de fábricas. En vez de capataces y látigos, usaban máquinas. Ellas comandaban nuestro ritmo de acción, castigando automáticamente con accidentes, manteniéndonos bajo control con bastos golpes. Una vez más el progreso significaba trabajo y más trabajo, en condiciones aún más asesinas. La sociedad entera, en todo el planeta, estaba transformándose en una enorme Máquina de Trabajo. Y esa Máquina de Trabajo era al mismo tiempo una Máquina de Guerra para cualquiera que -de dentro o de fuera- osase oponerse. La guerra se volvió industrial, como el trabajo; de hecho, paz y trabajo nunca fueron compatibles. No se puede aceptar la destrucción por el trabajo y evitar que la misma máquina mate a lxs otrxs; no se puede rechazar la propia libertad sin amenazar la libertad ajena. La Guerra se tornó absoluta con el Trabajo.
La nueva Máquina de Trabajo creó grandes Ilusiones sobre un futuro mejor. Al fin y al cabo, si el presente era tan miserable, el futuro solo podía ser mejor. Asimismo, las organizaciones de trabajadores se convencieron de que la Industrialización establecería las bases para una sociedad más libre, con más tiempo disponible, más placeres. Utópicos, socialistas y comunistas acreditaron la industria. Marx pensó que con esa ayuda lxs humanxs podrían cazar, hacer poesía, gozar la vida nuevamente. (¿Para qué tanta vuelta?) Lenin y Stalin, Castro y Mao y todxs lxs otrxs pedirán Más Sacrificio para construir la nueva sociedad. Pero aún el mismo socialismo no pasaba de ser un nuevo truco de la Máquina de Trabajo, extendiendo su poder a las áreas donde el capital privado no llegaría. La Máquina de Trabajo no importa si manejada por multinacionales o por burocracias de Estado, su objetivo es siempre el mismo: robar nuestro dinero para producir acero.
La Máquina del Trabajo y de la Guerra arruinó definitivamente esta nave que es la Tierra y su destino natural. Los medios naturales (selvas, bosques, lagos, mares) están en pedazos; nuestrxs amiguitxs (ballenas, tortugas, tigres, águilas) están siendo exterminadxs o amenazadxs; el aire (humo, lluvia ácida, residuos industriales) está contaminado y perdió todo el sentido de equilibrio; las reservas (combustibles fósiles, carbón, metales) se está agotando; y se está preparando (holocausto nuclear) la completa autodestrucción. No somos capaces de alimentar a todxs lxs pasajerxs de esta nave averiada. Estamos tan nerviosxs e irritables que estamos preparadxs para los peores tipos de guerra: nacionalistas, raciales o religiosas. Para muchxs de nosotrxs, el holocausto nuclear no es una amenaza, es la bienvenida liberación del miedo, del tedio, de la opresión y la esclavitud.
Tres mil años de civilización y doscientos de acelerado progreso industrial dejarán a la gente con una enorme resaca. La economía se tornó un objetivo en sí misma, y casi nos ha tragado. Este hotel aterra a sus huéspedes. Aún la gente siendo siendo huésped y anfitrióna a la vez.
domingo, 3 de noviembre de 2013
Negură Bunget
Llueve, y pierdo la fe. Ningún dios ni ángel estará conmigo esta noche, mas en su ausencia descubro la grandeza en la sangre del hombre, la salvia de los Árboles, las huellas del camino, y el viento. Me libero de los renglones torcidos, de las cadenas del milagro divino, y el dolor me hace más fuerte, pues venzo el miedo a la muerte, y aprendo a matar dioses.
miércoles, 30 de octubre de 2013
Noelia Cotelo
Publico aquí un comentario que dejó Iñaki, un amigo de Noelia Cotelo, en esta entrada. (No he cambiado nada del texto aunque pueda estar en desacuerdo con algunas expresiones, quería dejarlo claro aunque no venga al caso).
Aúpa, soy Iñaki:
Os mando lo que escribí cuando llegué a Bilbao al día siguiente de ver a Noe en Albolote. Lo he compartido por ahí, y parece que a la gente le ha gustado... Lo escribí en el móvil según iba saliendo, no rectifiqué nada, o casi nada... Podéis publicarlo dónde os dé la puta gana, sin mencionar quién lo ha escrito ni nada... SALUD!!!"Ayer, casi a esta misma hora... Caminaba junto a un carcelero hacia el módulo de aislamiento de la cárcel de Albolote, para ver a Noe. El módulo de aislamiento donde está Noe está en el último rincón de la cárcel... Hay quei atravesarla entera... Se cruzan varios pabellones y explanadas... De uno de los pabellones salía un barullo tremendo, ke según nos acecábamos me pareció como un grupo musical ensayando un reguetón y una montaña de voces agudas y no tanto... Le pregunté al carcelero por aquello... "Son las mujeres, pasándoselo bien", me dijo. La verdá es que se escuchaban risas entremezcladas... Parecía una especie de fiestorro mañanero... Desde allí hasta el módulo de incomunicación todavía tuvimos que caminar un rato. El módulo de aislamiento donde está Noe es pequeño... Mucho más pequeño que los otros que habíamos atravesao. Allí no se escuchaba nada más que mis pasos y los del carcelero que caminaba pegado a mí. No era agradable. La propia arquitectura más o menos moderna, resultaba opresiva. Me imagino que siguiendo los mismos criterios que aplicaban las SS a sus campos de exterminio, habían intentao maquillar el pesado hormigón, que lo dominaba todo, con algo de césped aquí y allá, y con algunos perfiles metálicos de color amarillo chillón... El objetivo de este césped que nadie pisa es sin duda un detalle para l@s carceler@s, que se atragantarían de tanto hormigón... Y el caso es que hacía sol, hacia un buen día de otoño. Llegamos al bloque de una sola planta, esperé fuera, mientras el carcelero les decía algo a otros dos carceleros, un hombre y una mujer, que allí estaban, y pasé las últimas dos pesadas puertas de vidrio reticulado y acero amarillo... Allí había cuatro o cinco locutorios vacíos iluminados con una triste... no... con una depresiva luz artificial mezcla de fluorescente e incandescente... Paseé por el pasillo que sostenía las cajas locutorio para ver en cual entraría la mujer que yo quería ver... Estaba nervioso, impaciente, allí no se oía nada, sólo mis pasos... Decidí pararme y escuchar... Enseguida, en el silencio, distinguí unos pasos lejanos, algo... Se acercaban los pasos... Dos personas caminando... Y un ruido de cerrojo... Allí estabas, pinche pendeja, maquillada para estar guapa, con una camiseta rosa oscuro de mangas largas y un pantalón vaquero ajustao, muy de chica... Y te hacías la dura con los carceleros porque -putos bastardos- no funcionaba el interfono, pero has aprendido a leer los labios, porque nunca funciona el puto interfono los primeros 10 minutos, verdá? Y yo te sonreía pero no podía sonreír bien... Yo estoy en el parque al lado de mi casa ahora... Tu sigues en aquella caja infame, sin luz, sin vida... Quién, quién en el alma, quién inventó algo así para encerrar a alguien como él, que para vivir necesita el sol y el sonido del viento o de un grupo de reguetón ensayando? Y por qué lo hizo? Por qué? Me gustaría olvidar aquel lugar que me hizo una herida en el alma...pero no puedo, tú estás allí..."
LA SOLIDARIDAD NO CONOCE FRONTERAS.
¡ABAJO LOS MUROS DE LAS PRISIONES!
domingo, 20 de octubre de 2013
Pancarta pidiendo la libertad de NOELIA COTELO (Villena 20-10-2013) Violada y torturada.
Que la gente se pregunte quién es y descubra por todo lo que está pasando: la tortura, las violaciones, el aislamiento, las humillaciones, un encarcelamiento injusto... Y ante todo que Noelia sepa que desde fuera la estamos apoyando y que cada vez somos más lxs que queremos ver derribados los muros de las prisiones; que cada vez somos más lxs que luchamos por toda la gente que ha sido torturada, que ha muerto dentro de los muros, y los que están por venir... La lucha continúa y no acabará hasta que juntxs veamos las cárceles ardiendo y pasen a ser solo un mal recuerdo.
POR LA LIBERTAD DE NOELIA COTELO, ABAJO LOS MUROS DE TODAS LAS PRISIONES
POR LA LIBERTAD DE NOELIA COTELO, ABAJO LOS MUROS DE TODAS LAS PRISIONES
martes, 15 de octubre de 2013
Amigos y amigas... Follémonos al Estado.
Este vídeo documenta la acción realizada en la facultad de filosofía y letras de la Universidad de León en día 7 de noviembre 2012 dentro del festival Post-Porno de León.
¡La masturbación salva vidas! Es lo único que le queda por decir al Estado... ya que esa divertida actividad entretiene y en nada alimentará, a falta de educación, cultura y trabajo. La Revolución nace en ti mismx, en tu cuerpo, en tu imaginación y en tu simbolismo. Amigos y amigas... ¡Follémonos al Estado!
¡El placer no es una industria! Tu cuerpo no es un objeto. La identidad sexual no se elige. La felicidad no es ningún espacio publicitario. La humanidad no es ninguna muñeca inchable. La Revolución nace en ti mismx en tu cuerpo, en tu imaginación y en tu simbolismo. Amigos y amigas... ¡Follémonos al Estado!
domingo, 29 de septiembre de 2013
Cartel en Grecia contra la "limpieza" de las calles... Matando a lxs animales.
"Para todxs vosotrxs que os irritáis al ver a lxs animales callejerxs porque la imagen de esxs animales ofende la estética de su negocio y de sus clientes, a aquellxs cuyas vidas esterilizadas proponen la muerte a aquellxs que les “enfadan”.
Para vosotrxs que tenéis el alma llena de mierda, os estamos buscando… y estamos rabiosxs, ¡quitad vuestras manos sucias de lxs animales sin dueño!
Vuestra normalidad huele a sadismo.
Luchar sin vacilar por la liberación total de la naturaleza, de lxs animales y de los seres humanos."
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