domingo, 8 de marzo de 2015

Aquí y ahora

En materia de cambio social radical, todo gira entorno a la irreversibilidad que es capaz de producir dicho cambio, en anular los elementos que sostienen el problema social. Y dicha irreversibilidad presupone un grado necesario de autonomía propia, de lugares comunes ajenos a los flujos que circulan a través de todo el imperio de la mercancía. La destrucción nunca fue suficiente, ya que todo reside en el modo. Existen maneras de destruir que de forma inevitable provocan el retorno de lo que se ha destruido. La cuestión se reduce a cómo hacer.

Puntos estratégicos básicos:

Nº1. Auto-organización local: Dentro de este punto se encuentra cualquier práctica que ayude a la comunidad a deshacerse de la dependencia de la que somos rehenes. Dependencia de sus mercancías, de sus medicinas, de su agricultura o de su policía. Por lo tanto, constituirse en comunas, en okupaciones, grupúsculos, bandas, centros... es el primer paso para terminar con la impotencia individual a la que nos vemos abocados a menudo. Las personas que convivan, que den vida a estas comunas tienen que basar sus relaciones en la amistad. No en programas definidos y bien catalogados, sino en la amistad sincera, en la comunidad. La amistad es el requisito básico del triángulo común-comunidad-comunismo. Ello se deriva del siguiente principio epistemológico: la historia del movimiento revolucionario es, en primer lugar, la historia de los lazos que le otorgan su consistencia. Poner en común, por lo tanto, los conocimientos, los materiales y las prácticas. Organizarse a nivel local de tal modo que se haga retroceder la cartografía estatal mediante las complicidades necesarias, mediante las solidaridades materiales, políticas y afectivas que permitan romper con nuestra dependencia. ¿Cómo organizarse para que no sea preciso trabajar dentro del sistema productivo capitalista? ¿Cómo convivir sin aplastarnos mutuamente? ¿Cómo hacerse entender ante los demás? Son preguntas que únicamente pueden hallar respuesta en la práctica común. La auto-organización tiene que preocuparse constantemente de aumentar su extensión en el territorio (aunque con precaución de no producir una sobre-extensión; hacerlo conforme las fuerzas materiales lo permitan) y de profundizar los núcleos ya creados. Entre los intersticios de las diferentes agrupaciones, entre las solidaridades creadas y consolidadas, entre las muchas amistades surgidas a partir de un objetivo común, es también preciso crear unas vías de comunicación propias. Terminar con la dependencia de los mass media para comunicar, porque en el momento que un movimiento cualquiera (véase 15M) se adhiere a sus vías de comunicación, este movimiento muere nada más los medios dejan de darle voz. Se trata, por lo tanto, de crear una pluralidad de mundos antagonistas al mundo presente, al mundo que solamente gestiona su propia obsolescencia. Los medios para sacar adelante las comunidades pasarán tanto por la propia voluntariedad de los integrantes como por el saqueo, las estafas y el pillaje. No respetamos la propiedad porque esta es el mayor de los robos. Reapropiarse, reconstituirse. Sonsacar de su embalaje moralista las técnicas y los conocimientos. Se trata de saber pegarse, saltar cerraduras, curar fracturas además de anginas, construir un emisor de radio pirata, montar comedores en la calle; en definitiva, reunir los saberes dispersos y constituir una agronomía de guerra. Estar en movimiento constante; no caer en el aislamiento dentro de una okupación porque puede morir de autarquía al no saber establecer las solidaridades necesarias. Participar también en los "movimientos sociales/ciudadanos" más amplios solamente para radicalizarlos. En última instancia la alternativa no está entre la espera y el activismo, entre participar en los "movimientos sociales" o formar una vanguardia armada, sino entre organizarse o resignarse. Organizar la autodefensa: tomar ejemplo de los Black Panther. Ellos/as también se dotaron de estos lugares comunes a la vez que añadieron su faceta político-militar, su prensa autónoma, las diez mil comidas que repartían diariamente, las clases gratuitas de derecho, economía, autodefensa y primeros auxilios. Se convirtieron hasta tal punto en una amenaza real que el Estado tuvo que mandar a los servicios especiales para masacrarlos. Resolver el problema del abastecimiento es de vital importancia tanto para no depender de sus flujos como para poder atacar posteriormente sus infraestructuras sin que ello derive en perjuicio alguno. Los que hablan de revolución sin hablar de armas y abastecimiento llevan ya un cadáver en brazos. Una escalada insurreccional no puede ser otra cosa, pues, que una multiplicación de comunas, su conexión y articulación. La determinación de organizarse materialmente.

Nº2. Bloqueo: Bloquearlo todo es en adelante la primera acción de cualquiera que se encuentre contra el orden presente. El bloqueo físico tiene que desarrollarse paralelamente a la auto-organización. Esto quiere decir: bloquear la economía, pero adaptar nuestra potencia de bloqueo a nuestro nivel de auto-organización. Se trata de convertir en habitable una situación de excepción, poblar el bloqueo con deseos distintos a los de la normalidad. La interrupción del flujo de mercancías es la mejor garantía para arruinar al imperio. A causa del bloqueo, es necesario tener el problema del abastecimiento resuelto. Como decía; terminar con nuestra dependencia, poner en común los medios de subsistencia mediante las solidaridades necesarias y bloquear físicamente la circulación de mercancías. Bloquear todo porque no se depende ya de la circulación general, donde no se depende ya de la circulación general porque se está organizando localmente para bloquearlo todo. Se trata de terminar con su movimiento permanente. La economía americana, por ejemplo, es tan dependiente de los flujos provenientes de Asia que el costo del bloqueo sería de un millón de euros diarios. Por diez millones se puede hacer vacilar a la mayor potencia económica mundial. Si la acción se prolongase un mes más, estaríamos asistiendo por fin a su colapso. Únicamente se tiene que detener el movimiento frenético de la máquina para constatar su muerte. Puertos, aeropuertos, trenes, universidades, autopistas, fábricas, hoteles, repetidores eléctricos... todo es susceptible de ser bloqueado. Bloquear la producción es también bloquear la circulación. La principal precaución es que no se puede tratar de bloquear más de lo que permite la capacidad de abastecimiento y de comunicación de los insurgentes, de la organización eficaz de las diferentes comunas. ¿Cómo alimentarse una vez todo está paralizado? Alcanzar el grado de auto-organización necesario implica apropiarse de sus medios de producción; dejar al dos por ciento el encargo de producir los alimentos de los demás es una estupidez tanto histórica como estratégica. Por lo demás, sostenemos el sabotaje como el elemento fundamental: mínimo riesgo a la hora de actuar, mínimo tiempo invertido, máximo daño producido. Informaciones y energía circulan a través de redes de cables que es posible atacar y paralizar. Bloquear, por lo tanto, para catalizar el derrumbamiento, para permitir que las formas de vida sometidas puedan desarrollar su potencial, para tomar las riendas de nuestras vidas y para terminar con la dependencia absoluta que padecemos.

Nº3. Ataque a la policía: El territorio actual es el producto de varios siglos de operaciones policiales. Se ha expulsado a la gente fuera de sus campos, después de las calles, después fuera de sus barrios y finalmente fuera de los patios de sus edificios, con la ingenua esperanza de contener cualquier vida entre las cuatro pringosas paredes de la privacidad. Algunas de estas cosas sucedieron hace tanto tiempo que no las recordamos, pero estamos rodeados de sus consecuencias. No es una locura afirmar que vivimos bajo ocupación policial. Las redadas de sin-papeles en plena calle, los coches camuflados surcando las calles, la pacificación de los barrios con técnicas forjadas en las colonias, las declamaciones de los ministros contra las "bandas"... todo ello nos lo recuerda cotidianamente. No entraremos aquí en materia de que los ciudadanos son los primeros colaboradores con la policía. Vigilar a los vecinos, denunciar de forma anónima, sospechar de cualquier práctica fuera de lo esperado... cada vez son más los instrumentos puestos en marcha para convertirse en un chivato al servicio del poder. Antes de atacar al policía con uniforme es necesario atacar al "policía interno" que en mayor o menor medida todos y todas llevamos dentro; son las ruinas que esta sociedad ha dejado en nosotros. ¿Cómo enfrentarse ante una organización armada que posee medios y recursos casi ilimitados? ¿Cómo hacer frente a un ejército con entrenamiento militar? Sostenemos lo mismo que en su momento practicaron los insurrectos rusos (y que ha demostrado su validez en infinitud de ocasiones, siendo el ejemplo más representativo la guerra de Vietnam, donde unas pocas guerrillas vencieron al ejército más poderoso del mundo)

«Regla principal: no actuar en masa. Conducid una acción de a tres o de a cuatro como máximo. El número de los pequeños grupos debe ser lo más grande posible y cada uno de ellos debe aprender a atacar y desaparecer velozmente. La policía trata de aplastar a un grupo de miles de personas con un solo grupo de cien cosacos. Es más fácil enfrentar a un centenar de hombres que a uno solo, especialmente si éste golpea por sorpresa y desaparece misteriosamente. La policía y el ejército no tendrán poder si Moscú se cubre de estos pequeños destacamentos inaferrables. Nuestras fortalezas serán los patios internos de cualquier lugar desde el cual sea accesible golpear y fácil salir. Si tuvieran que tomar estos lugares, no encontrarían a nadie y perderían gran cantidad de hombres. Es imposible para ellos agarrarlos a todos porque deberían, para esto, llenar cada casa de cosacos» [Aviso a los insurrectos. Moscú, 11 de diciembre de 1905]

Que se conviertan en metódicas, pues, y que los incivilizados se agrupen en una guerrilla difusa, eficaz, que nos devuelva a nuestra indisciplina primordial. Es esencial, por lo tanto, mantener el anonimato en todo momento. Operar en las sombras para que el poder no nos capte como fuerza hasta el último momento, porque en caso contrario seremos aplastados sin demora. Una vez ingresados en la visibilidad tenemos el tiempo contado; o somos capaces de dar la estocada final o la represión caerá duramente sobre cualquiera. Liberar territorios de la ocupación policial; pero asegurarse de que el espacio liberado sea habitado. De nuevo, adaptar la extensión del territorio a las capacidades materiales de las comunas, a la auto-organización local. 

Se ha vislumbrado en el bloqueo de la economía, en el aniquilamiento de la policía y en la auto-organización local el destello de una vida histórica a la que nada nos hará renunciar, pase lo que pase. Si la economía está bloqueada, la policía está neutralizada y las personas son capaces de vivir mediante la auto-organización a pesar de (o gracias a) la situación de excepción, solamente es cuestión de tiempo que todo termine por desmoronarse definitivamente.

Asumimos con serenidad el proyecto y todas las complicaciones asociadas a él. Asumimos que este trabajo vivo conllevará como mínimo el paso de toda una generación. Asumimos el carácter fundamentalmente criminal en cada una de nuestras acciones.

¡Todo el poder a las comunas!

Nota


El presente texto tiene como única función la de orientar la práctica revolucionaria. Se puede concretar en muchos sentidos, se puede modificar para adaptarlo a la realidad inmediata, se puede matizar, se puede criticar y profundizar, pero por cuestión de extensión solamente se pretende establecer una serie de pautas mínimas a la hora actuar. Toda crítica, comentario, alusión, es bienvenido porque el conocimiento también ha de ponerse y debatirse en común.

No hay comentarios:

Publicar un comentario