Llueve, y pierdo la fe. Ningún dios ni ángel estará conmigo esta noche, mas en su ausencia descubro la grandeza en la sangre del hombre, la salvia de los Árboles, las huellas del camino, y el viento. Me libero de los renglones torcidos, de las cadenas del milagro divino, y el dolor me hace más fuerte, pues venzo el miedo a la muerte, y aprendo a matar dioses.
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