martes, 23 de diciembre de 2014

El Estado lo mató con armas "no letales".



Quería celebrar su vigésimo segundo cumpleaños, Rémi. No lo dudaba cuando en el octubre pasado se unió al centenar de estudiantes y campesinos que protestaban contra la construcción de una presa en la campiña francesa de Testet. Otra "gran obra" que aseguraría enormes beneficios a algunos inversores privados, pero destruyendo inevitablemente el único humedal de la región y la posibilidad para muchos pequeños agricultores y productores de seguir viviendo de su trabajo.

Una protesta inaceptable para el partido socialista francés, que ha desplegado a la policía de forma masiva para defender los intereses de las grandes empresas y los propietarios del cemento. El ministro del Interior ordenó la "firmeza extrema" para reprimir las movilizaciones y han mandado a cientos de agentes para expulsar a lxs manifestantes del bosque.

La noche del 25 de octubre, la policía siguió las directrices, con cargas violentas y usando más de 700 granadas paralizantes e/o ofensivas. Una de esas golpeó de pleno al joven Rémi, que cayó al suelo sin vida. Donde se encontró el cuerpo, lxs amigxs vieron solo un rastro de sangre porque los agentes arrastraron inmediatamente su cadáver.

Según algunas informaciones, publicadas en en los medios de comunicación, diez minutos después de los hechos es la muerte de Rémi y las causas eran conocidas por la policía. Durante días, sin embargo, las autoridades francesas han hecho declaraciones contradictorias y difundido falsa informacíón. En particular, el ministro Bernard Cazeneuve, que ahora ha dimitido, mintió públicamente declarando que el cuerpo de Rémi fue 'descubierto casualmente por los agentes', y se negó a hacer pública la información disponible y reconocer la clara responsabilidad de los orígenes de la muerte del joven.

Así el nombre de Rémi se añade a una larga lista infame. A continuación, por ejemplo, de Edo Parodi, 22 años él también, encontrado muerto en su cama en febrero de 2002. Perdía sangre de los oídos y la nariz. El día anterior había respirado los gases lacrimógenos usados contra los manifestantes que protestaban en Zurigo contra el Forum Mundial Económico (WEF). Junto con sus nombres está también el de Berkin Ervan, un quinceañero turco golpeado en la cabeza con una barra lanzada por la policía durante la protesta contra la destrucción del parque Gezi de Estambul.

Una lista a la cual se continúan añadiendo nombres de chicos y chicas que han luchado por defender los derechos de la mayoría, amenazados por los intereses de unos pocos privilegiados y que han pagado su compromiso con la vida, asesinadxs por agente del Estado, con armas paradójicamente definidas como "no letales". Escribió un día Friedrich Dürrenmatt que no tiene futuro la sociedad que devora a sus hijxs. Construir otra es más necesario que nunca. Una sociedad diversa, que para sobrevivir no deba de destruir la juventud de sus mejores hijxs.



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