domingo, 21 de diciembre de 2014

Una pequeña reflexión entre las incursiones: ¿Y los perros y los gatos? – de Nadia Harhash

Nadia Harhash es una blogger palestina que actualiza constantemente su blog con noticias y reflexiones sobre la guerra contra el pueblo palestino. En esta breve consideración sobre los perros que viven con su familia y la evidencia de las emociones comunes, Nadia es capaz de transmitir el sinsentido de la guerra, del miedo, de la aniquilación. Una fuerte advertencia contra la guerra.
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Durante las últimas dos semanas Gaza se ha visto alterada por la destrucción. Han asesinado a niñxs, solo hay devastación y demolición, no han dejado de bombardear. ¿Alguien ha pensado en lo que le sucede a los animales, como los gatos y perros?

Parece accidental pensar en el futuro de los animales cuando el futuro de lxs niñxs y adultxs humanxs se ha destruido y, en muchos casos han dejado de existir.
En un país donde los animales domésticos, especialmente los perros, están por la calle y en el mejor de los casos en los patios de las casas. ¿Qué podría suceder a esas pobres criaturas? Los gatos en Palestina se reproducen como cualquier gato, cada dos o tres meses. 
No soy una gran defensora de los derechos de los animales, después de todo soy palestina. Apenas podemos combatir por tener nuestros derechos.

Pero sucede que estoy entre las madres afortunadas con cuatro hijxs y dos perros. Mi relación con los perros no era muy amistosa. Creciendo en una cultura que afirma que los perros son impuros. Pero crecí disfrutando de la presencia de gatitos hasta que nuestro último gato, Nietzsche, atrajo a todos los machos del barrio y lucharon en mi habitación en plena noche. En este momento estoy revelando un secreto que si fuese descubierto por mis hijxs me matarían, puesto que Nietzsche no escapó, pero fue dado a una persona que se encarga de los gatos en la Jerusalén antigua. A veces pienso que los animales solo quieren sentirse animales, no simplemente estar en casa con lxs aburridxs humanxs que los miman y los alimentan.

Hace algunos años se le regaló un perro a mi hijo por su cumpleaños, un perro dulce, pero por supuesto me negué. Recuerdo que grité con disgusto y evitaba los ojos de la pequeña criatura que buscaban mi compasión. Pero Brownie era un perro que nadie podría odiar. Tan dulce, tranquilo, lindo, obediente. Un poco aburrido para alguien como yo. Pero para bien y para mal, este perro ha traído mucho amor y calor a nuestra casa. Sigue siendo difícil en mi cultura estar con los perros. La gente es exactamente como yo era cuando no podía tocar un animal. Pero he visto año tras año que la curiosidad de los niños sobre los perros en general puede obligarte a cambiar las actitudes de la cultura y de la sociedad en la que vivimos.

Unos años después decidimos adoptar otro perro, dado que Brownie vivía la mayor parte del tiempo con mi hijo en casa de su padre. Después de algunas visitas al refugio decidimos comportarnos como una familia normal y adoptar un perro y le llamamos Zoe... ok... Zoë, un cachorro, mitad chihuahua y mitad humano. 

Literalmente impuso el caos, no es que nuestra casa sea un sitio ordenado, pero este perro ha revolucionado la vida. Sí, hasta aquel momento. Debéis saber que los perros comen de todo,especialmente la ropa interior. ¿Los calcetines? Ahí está Zoë. Pero extrañamente todo el barrio lo conoce por su nombre. Él se cree que es un lobo o un león y es el verdadero hombre de la familia. Con estos perros hemos tenido muchas aventuras, los hemos perdido, han estado secuestrados, atropellados por un coche, y una cosa tras otra, estoy convencida de la capacidad de los perros sobre su entorno y la referencia humana. Lo que es relevante es el particular silencio de Brownie y Zoë durante la incursion de Shufat.
Brownie ha pasado todo el tiempo escondido bajo la cama cada vez que escuchaba. el helicóptero en el cielo o la policía y las Fuerzas Especiales que dispersaban o lanzaba gas en la calle.

Zoë de repente calló y no ladraba, de normal se le escucha ladrar por cualquier movimiento que escuche cerca de la casa. Esta vez estaba completamente en silencio. Estaban aferrados a mis piernas, ante cualquier movimiento. Cuando volví del trabajo los encontré acurrucados bajo caseta. Pensé en lo que dirían si tuviesen la oportunidad de hablar. Una cosa era obvio: tenían miedo.

No puedo no pensar en lo que les sucede a los perros y gatos de Gaza. Parece que no tiene sentido discutir sobre esto mientras no sabemos cómo salvar a los seres humanos. Pero estoy segura de que entre las muchas pérdidas de Gaza, muchas son de perros y gatos que fueron alimentados y cuidados por personas que les han perdido y lloran, y que alguien ha tratado de salvar.

Parece que solo en lugares como Gaza la lucha por los derechos de los animales y de lxs humanxs están en el mismo plano. Pero si ya luchas por uno de los dos, haces ya mucho.





Fuente original en inglés

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